UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

domingo, septiembre 03, 2006

Este verano, y a través de una llamada de teléfono, he recuperado a una persona que fue muy importante en mi vida, una amiga con la que compartí casa, amigos, estudios, alegrías y desengaños y sobre todo muchos momentos únicos.
Durante años ella fue la persona que más sabía de mí, y, seguramente yo de ella. Cuando pienso en mi etapa universitaria, inevitablemente tengo que pensar en ella, porque está íntimamente vinculada a todo ese periodo.
Después, la vida, las circunstancias, nos fueron alejando a la una de la otra. Cada vez nos costaba más quedar, buscar un hueco para vernos; después las llamadas telefónicas se fueron distanciando; llegó un momento en que incluso se nos olvidó felicitarnos por nuestros cumpleaños, simplemente nadie volvió a dar el paso.
Y como decía al principio, este verano me llamó por teléfono para felicitarme por mi cumpleaños, y durante un rato nos pusimos al día: ¡la de cosas que pueden cambiar en la vida de las personas en dos o tres años!
Casualidades de la vida, íbamos a veranear casi en las mismas fechas y prácticamente en el mismo sitio, así que quedamos en vernos allí.
Fue maravilloso, realmente fue como si el tiempo que hemos estado sin tener contacto hubiera sido mínimo, como si nunca hubiéramos dejado de vernos.
El día que pasamos juntos fue uno de los mejores de las vacaciones, así que repetimos, y lo pasamos genial.
¡ He recuperado una buena amiga a la que había perdido por hacer algo tan nimio como no hacer una llamada de teléfono!
Y, como la vida es tan caprichosa, poco después, e igualmente a través del teléfono, una persona que fue parte importante de mi vida hace casi veinte años se puso en contacto conmigo. Le abrí la puerta y ahora tengo un buen amigo con el que hablar de miles de cosas, incluso del pasado.
Soy una persona muy afortunada, lo sé, en poco tiempo he recuperado dos personas muy importantes para mí, dos verdaderos amigos, y en el momento que más falta me hacían.
Ahora voy a molestarme un poco más en cuidar a los amigos, la compañía telefónica de turno se va a poner las botas conmigo, pero creo que merece la pena cultivar la amistad.

A partir de ahora mi puerta está abierta.

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