UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

sábado, septiembre 24, 2011

Colecciones

Se acabó el verano y el otoño nos invita al recogimiento, a retomar con calma proyectos que dejamos, a comenzar una nueva etapa... y  los kioskos nos lo recuerdan también en forma de colecciones de todo tipo, desde abanicos hasta libros de cualquier temática, pasando por cromos, fichas de labores de hogar, menaje, bricolaje, vehículos a escala... hay para casi todos los gustos.
 Siempre he pensado que pocos serán los que terminen estas colecciones, pero no debe ser así, pues año tras año las editoriales vuelven a la carga, y, supongo que si lo hacen es porque hay un público fiel y rentable. Yo he de confesar que he hecho un par de ellas: una colección de libros de historia y otra de una enciclopedia, y, la enciclopedia la he visto en muchas librerías de casas de conocidos, así, que no fui la única.
Tendemos a pensar en el coleccionista como un tipo raro, obsesionado por sus pequeños tesoros, maniático, introvertido y sedentario... pero  creo que eso es un tópico, el de los coleccionistas más entregados y auténticos, porque, en realidad todos somos coleccionistas, aunque no lo reconozcamos, casi todos guardamos  y hacemos acopio de algo a lo que damos un valor superior al que para los demás tiene.
Yo he conocido colecciones de todo tipo, a parte de las tradicionales de sellos, monedas y cromos, y ninguno de ellos se consideraba coleccionista. Un viejo amigo de mis padres poseía más de 30.000 libros, hasta en cinco idiomas, libros que él reencuadernaba y mimaba; por supuesto, llegó un momento en que se consideró un coleccionista de libros, pero tenía otra colección menos visible y más dificultosa: gran viajero, atesoraba muñecas con trajes típicos de todos los rincones del mundo, y, a aquello, no lo llamaba colección. Del mismo estilo, una buena amiga colecciona imanes de todos los rincones a los que amigos y familiares viajan; no fue consciente de que se había convertido en una coleccionista hasta que este verano, a la vuelta de vacaciones, cuando todos le entregaron su imán de recuerdo, no hubo espacio en la nevera donde colocarlos todos. Tengo un buen amigo, director de un museo, cuya casa es otro verdadero museo de todo tipo de objetos, y, cuando una tienda tradicional va a echar el cierre, allí está él para llevarse los objetos del pasado, y sin embargo, no se considera un auténtico coleccionista. El marido de una amiga tiene más de cien relojes de pulsera, todos con su estuche original, algunos de gran valor, pero tampoco se cree coleccionista. Mi padre, como muchos, es de los que guardan todo tipo de papeles: facturas, recibos, nóminas, recortes de periódicos, frases curiosas... desde hace más de 40 años, por cualquier cajón, en cualquier estantería. No tienen valor, pero no se te ocurra tirar ni uno de ellos; es capaz de decirte lo que valía cualquier producto en un año cualquiera. También colecciona mapas y folletos de todos los sitios a los que viaja, manía que yo he heredado, y de la que tengo una buena colección, aunque bastante incompleta aún. Mi amiga Ana para relajarse hace punto y le gusta guardar siempre un pequeño ovillo. Comprar lanas ha llegado a convertirse en una adicción, y este invierno, tras llegar a casa después de una compra compulsiva, se dio cuenta de la cantidad de miles de euros que llevaba gastados, o invertidos, en su hobby; también guarda varios tarros repletos de botones de todos los colores y tamaños... lo suyo es la mercería. Una de mis cuñadas posee todos los recuerdos de bodas, bautizos, comuniones y eventos a los que ha sido invitada a lo largo de su vida; da igual lo poco prácticos o atractivos que sean, es incapaz de deshacerse de ninguno de ellos. Una de mis hermanas tiene un armario lleno de artículos de papelería, en especial lápices y pinturas, por los que siente una atracción irracional. Un amigo, exfumador, guarda miles de mecheros, la mayoría de publicidad, y muchos de ellos, sin piedra o sin gas, y es capaz de guardarse los que se queden en una mesa o en la barra de un bar. Conozco hombres que tienen cajas y cajas de tuercas, tornillos, clavos y demás. Entre mis amigas hay una a la que le ha dado por los pañuelos, pashminas, echarpes y demás, y es incapaz de saber cuantos puede tener; a su hermana le dio por la cosmética, y guarda todas las barras de labios prácticamente gastadas que a lo largo de su vida a utilizado.
Y son sólo unos pequeños ejemplos, porque, todos, en mayor o menor grado somos coleccionistas de  cosas que apenas tienen valor pero que nos gusta guardar  y de las que por motivos sentimentales no somos capaces de deshacernos.
Yo, como ya he dicho, tengo una colección de mapas y folletos de lugares que he visitado; en dos ocasiones, y por sendas mudanzas, me deshice de dos colecciones de cómics, ahora llevo varios años guardando todos los números de una revista de historia. Pero sobretodo, me considero coleccionista de imágenes. Llevo toda mi vida haciendo fotografías, no puedo ir a un lugar sin mi cámara, y guardo como un tesoro todas esas imágenes, esos recuerdos que hacen que aquellos momentos siempre estén frescos en mi memoria. Me gusta mirarlas de cuando en cuando y recordar el momento en el que se tomaron, el lugar, incluso los aromas y las emociones del momento. Si mi casa ardiera, lo que intentaría salvar serían mis álbumes y mi disco externo repleto de fotografías, porque mi vida sin ellas no sería la misma, así que sí, soy una coleccionista.
Seguro que tú también lo eres, reflexiona un poco, ¿tú qué coleccionas?

sábado, agosto 20, 2011

París: consejos para el turista. COMPRAS


El último post dedicado a París lo he querido dedicar a las compras. Casi todo aquel que va por primera vez a París siente la imperiosa necesidad de traer algún recuerdo de la ciudad, y, suele adquirir una pequeña réplica de la Torre Eiffel, una camiseta, un llavero o cualquier otro pequeño detalle que acabará perdido en cualquier rincón. Si sois de esos, os recomiendo que os fijéis en los precios, porque, la mayoría de las veces, el puesto callejero es más caro que la tienda de souvenirs, y, además, dependiendo de quién la regente, se puede regatear.
Pero olvidémonos por un momento de los típicos souvenirs, y vayámonos de compras, porque toda la ciudad es un gran escaparate, un gran centro comercial en el que adquirir cualquier cosa, y en el que no existen tiendas de chinos ( salvo en el distrito chino, al sur de la ciudad y muy alejado de las rutas habituales).

Por un momento pensemos que no nos importa el dinero y disfrutemos del lujo el glamour y la exclusividad de París; para ello, nada como hacer un tour por rue y faubourg de Saint Honoré, rue de la Paix y Place Vendome. En Saint Honoré están todas las casas de alta costura, si tu firma no está aquí, se puede decir que aún no eres nadie en el mundo de la moda. Dior, Chanel, Gucci, Valentino, YSL, Hèrmes, Galiano, D&G, ... te mostrarán el glamour desde sus escaparates. Pero, si lo tuyo son las joyas y el gran lujo, el lugar ideal es la Place Vendome y la rue de la Paix, donde se concentran todas las joyerías de prestigio y donde encontrarás más quilates por metro cuadrado. Cartier, Van Cleef & Arples, Chaumet, Boucheron atraen con su brillo al paseante. Soñar es gratis, y regalarse la vista, también.

Estando en París, es casi visita obligada a las Galerías Lafayette, las del Boulevard Haussmann, muy cerca de la Madeleine. Son comparables al Corte Inglés en cuanto
a género y distribución, pero, lo que merece la pena es admirar el interior del edificio, su magnífica cúpula y los palcos interiores; de paso, si se antoja,
o si necesita algo, podemos encontrar casi de todo. Y, muy cerca de éstas, están los almacenes Printemps, también en un bello edificio Art nuveau e igualmente con gran variedad y surtido.
Estar en París y no recorres Champs Élysées sería casi un crimen. En esta amplísima avenida conviven en perfecta armonía marcas de lujo como Louis Vuitton, Cartier y Montblanc con cadenas de perfumerías internacionales y tiendas de moda prêt à porter españolas como Mango o Zara.
Pero, si buscamos algo menos cosmopolita y más tradicional, debemos centrarnos en los mercados. En todos los barrios de París, todos los días,
desde primera hora de la mañana se puede encontrar un mercado al aire libre donde comprar fruta o verdura fresca, queso, vinos, flores incluso carne y pescado fresco....; a primera hora el cliente podrá elegir, pero, a última hora los vendedores, deseosos de terminar con toda su mercancía compiten por ver quién grita más alto y ofrece el precio más barato, 1€ suele ser el pecio tope, así que, por muy poco dinero, si somos un poco avispados podemos hacer una gran y buena compra.

Los fines de semana hay mercados de artesanía, decoración, coleccionismo y antigüedades, los conocidos como marché aux puces. Los más famosos son los de Sant Ouen - Porte de Clignancourt. Varios kilómetros de puestos callejeros en los que se vende de todo combinados con galerías comerciales al aire libre en la que hallamos puestos de antigüedades de calidad y gran belleza y otras en las que el polvo y la suciedad a veces esconden tesoros. Toda una experiencia, y todo un arte, el del regateo.
Por último, si buscamos un comercio más específico hay que adentrarse en los distritos de París, sabiendo que cada uno de ellos se especializa en un sector. Las librerías más completas, incluso de viejo, o técnicas, se encuentran en el Barrio Latino; si queremos arte, en los alrededores de Saint Germain hayaremos gran número de galerías de arte y tiendas especializadas en diseño. En el Marais, en los alrededores de la Place des Vosgues también encontraremos galerías de arte contemporáneo y tiendas de diseño, pero si lo que buscamos son antigüedades y arte más tradicional los alrededores del Louvre o la orilla izquierda frente a la cité serán nuestros destinos. En la cité, muy cerca de Sacre Coeur se encuentra el mercado de las flores y plantas, aunque, en cualquier barrio de París hay magníficas floristerías. En Montmatre, además de dibujos, láminas y pinturas se encuentran las mejores pastelerías de París, y muy cerca, hacia Clignancourt, los comercios se especializan en lencería de hogar, telas y mercerías.
Como ya he dicho, todo París es un gran centro comercial donde se puede adquirir casi de todo, sólo hay que dejarse llevar. En cuanto a precios, si nos vamos a la exclusividad y al lujo, lo pagaremos caro. Si no, París se ha vuelto una ciudad asequible, bastante asequible, en algunos casos. No, no es que París se haya economizado, es que España se ha encarecido tanto, que para algunos productos París resulta económico, y para otros, el precio es tan similar que apenas existen diferencias, así que, ¡ buen viaje y buenas compras!

miércoles, julio 20, 2011

París: consejos para el turista. COMER, CENAR, TAPEAR...

Para el que tenga pensado viajar próximamente o en el futuro a París, esta información puede ser muy interesante. Todos tenemos el concepto de que París es una ciudad carísima y que, dado que Francia es la cuna de la gatronomía moderna, comer en la capital es desorbitan
te. Error; hace siete años, cuando estuve la vez anterior, había una diferencia notable entre comer en París o en Madrid, pero hoy en día, esas diferencias son practicamente inexistentes debido a dos motivos:

el principal, Francia ha bajado el IVA de la restauración del 19,6% al 5,5%
y mientras, España ha subido los precios descontroladamente.

Por supuesto existen restaurantes que están lejos del alcance de un turista de clase media (Maxim`s, Le Meurice, Caviar Kaspia. Alain Ducasse, Ambrossie...) pero hay una gran mayoría con una relación calidad precio más que aceptable. En cualquier caso, hay que tener en cuenta un detalle, el precio de las bebidas no suele estar incluido en los menús, y este sí que es bastante más alto que en España... como mínimo te cobrarán 5€ por una cerveza común, y de ahí, en adelante.

Empezaremos con el desayuno, le petit déjeuner. Si no podemos hacerlo en nuestro alojamiento, o, si realmente queremos empezar de buena manera el día, lo mejor es acercarse a un caffé o a una boulangerie con servicio de desayunos y tomar un caffé au lait acompañado de bollería artesanal recién elaborada (para mí, nada como los croissants d`amandes, o las conques, traduciendo, croisants de almendra o caracolas)El desayuno no bajará de 5 ó 6€, en los casos más aconómicos, por persona, pero nos permitirá enfrentarnos a París hasta la hora de la comida sin decaer en ningún momento.

Existen muchas modalidades de establecimientos para comer; si lo que se busca es un tentempié o una comida rápida se puede optar por los kioskos que ofrecen gofres y creps calientes dulces y saladas; existen las típicas cadenas de comida rápida en las que, además, el idioma no es un handicap: Mac Donalds y Quick (no hay Burguer King), Pizza Hut, Domino`s, Flunch o Subway son las más habituales,
funcionan igual que en España, el precio es casi igual y la bebida no tiene un precio excesivo. Para una ocasión, no está mal, pero no recomendable para hacer a diario.

Muchas boulangeries (panaderías tradicionales, en cada manzana como mínimo una) además de ofrecernos una gran variedad de exquisitos panes y baguettes, bollería deliciosa y diaria y pastelería, tienen fórmulas, las fórmulas son lo que aquí llamaríamos menú oferta del día. Suelen consistir en algún tipo de sandiwch, bocadillo, porción salada o ensalada más bebida y postre o café, y tienen un precio muy económico y son bastante apetecibles (desde 5 ó 6€). Es una buena opción para hacer comida tipo picnic en cualquier jardín, y comprobaréis que la mayoría de los franceses adoptan esta forma de comer a medio día, y, de paso, toman el sol, o leen un libro, o simplemente disfrutan de la tranquilidad de los espacios verdes.
Si lo que queremos es sentarnos a comer, con servicio de mesa y camarero las opciones también son múltiples.
Empecemos por el bistrot: habitualmente son establecimiento típicos parisinos donde se sirven bebidas, café, y platos de elaboración tradicional y sencilla. Los bristrosts au vins clásicos son más económicos, pero lo más nuevos, son más caros y menos tradicionales. Siempre hay que fijarse en el listado de precios, aunque por lo habitual, es una buena manera de acercarse a la gastronomía y la cultura francesa sin dejarse el presupuesto (alrededor de 12 ó 14 € por persona)
A medio camino entre el bistrot y el restaurante encontraríamos las brasseries; prácticamente en cada esquina de cualquier calle hay una, con su pequeña terraza en la acera. Tienen un menú diario con varios platos, una carta corta pero variada y en general una buena relación calidad-precio, aunque muchas veces, el precio viene marcado por detalles como la ubicación o la decoración. Además, suele haber diferencia entre comer en sala o en terraza. Con bebida y postre estamos hablando de 20 € aproximadamente, aunque, como ya he dicho, depende mucho del arrondisment (distrito o barrio) en el que esté el local.
También hay que hablar de los cafés; suelen ser bastante más elegantes que los bristrots y podemos encontrarnos con un servicio parecido al de la brasserie. Su horario es muy amplio, ya que empiezan con los desayunos y suelen terminar con loas copas y cocktails nocturnos. Nadie que vaya a París debería marcharse sin degustar tranquilamente un caffé crème (de 3,50€ a 5€) en la terraza de un café típico parisino.
Ultimamente en París la comida japonesa está muy de moda, y por todas partes se encuentran restaurantes que ofrecen especialidades niponas. Yo descarté totalmente esta opción, pero, seguro que a más de uno le gustará, y no es tampoco excesivamente cara.
Si llegada la noche ninguna de las opciones citadas es de tu agrado, o si buscas algo más íntimo o romántico, o simplemente más típico, se puede elegir entre una cena-crucero por el Sena, una cena a bordo de un barco-restaurante atracado en los muelles junto a la Tour Eiffel, una cena en el restaurante de la Tour Eiffel o una cena en un buen restaurante. La cena en pareja en estos restaurantes no te bajará de los 100€, pero ¡¡¡ una cena romántica en París con una buena pareja los merece!!!. Si prefieres cena con espectáculo, algo caduco, pero muy típico, calcula que la cena con espectáculo de Moulin Rouge supone 150€ por comensal...
¡Ah, se me olvidaba! Como ya te he dicho pasarás por multitud de boulangeries que, estoy segura, te atrerán con su olor. Pero además París es famosa por sus pâtisseries (pastelerías) que desde el escaparate te tentarán con sus coloridos macarons o sus bombons. No lo dudes, entre y pica. No son baratas, en España tampoco, pero además de complacer el paladar, son un deleite para la vista.
Y, si todo lo dicho anteriormente sobrepasa tu presupuesto, siempre puedes entrar a un supermercado o a u
na tienda de comestibles y elaborarte tu propio
menú prácticamente al mismo precio que aquí, y en ocasiones, incluso más barato, pero de eso, hablaré en otro post.
Un par de últimos apuntes:en el quartier latin, saint Germain y los alrededores de Pigalle se suelen encontrar los lugares más económicos para comer, mientras que en los Champs Elysées y el distrito 7 están los más caros, pero, como en todo, hay excepciones.
En cuanto a los horarios, exceptuando los restaurantes, son bastante amplios en general, aunque intenta siempre llegar a cenar antes de las 9, por lo que pueda pasar.

La España de hoy y la España de Felipe IV (validos, dementes y genios incluídos)

España no está sólo en crisis, está en decadencia. Más allá de los problemas económicos, que innegablemente existen y son de gran magnitud, el país y la sociedad están en franca decadencia, decepcionados, desilusionados, sin aspiraciones, embrutecidos y alienados. Sabemos que todo está mal, pero seguimos esperando a que de alguna manera, casi mágica, volvamos a vivir como unos años atrás, despreocupados y felices, aunque todo fuera una gran mentira de la que ahora tenemos que pagar también las consecuencias.

El momento actual, y nuestro pasado más reciente, me recuerdan mucho a la época de Felipe IV, salvando las distancias, claro. En el momento actual no tenemos una hegemonía política exterior que perder, porque prácticamente desde entonces, no se recuperó. De hecho, somos un país sin apenas voz ni voto en el concierto internacional, y, el espejismo de hace una década, no solamente se ha disuelto devolviéndonos a la realidad, además nos ha dejado en posiciones mucho más retrasadas y a merced de la "caridad" de nuestros socios. En cuanto a la política interior, las malas gestiones de Olivares llevaron a la secesión del Principado de Cataluña, la sublevación de Portugal y la pérdida del Rosellón, la Cerdeña y los Países Bajos, y mientras, en la España de las Autonomías, el descontrol financiero, las ansias de autonomía y la permisión de ciertos partidos políticos no sabemos a dónde nos conducirá. Tampoco se puede echar la culpa a la mala gestión de los validos, porque a diferencia del siglo XVII, vivimos en una democracia, y somos nosotros, o eso nos creemos, los que elegimos a nuestros representantes para que dirijan el estado...

El reinado del Austria se caracterizó por los validos y por la corrupción, y de esto último, en el momento actual, tenemos de sobra. Da igual a donde miremos, porque prácticamente todas las instituciones están bajo sospecha, cuando no confirmada la corruptela. Y, aún así, ahí siguen, anclados a la silla del poder, y sin devolverle al pueblo lo que le han quitado.

Otro paralelismo evidente es la gran crisis económica que vivimos, que como ocurrió durante el reinado de Felipe IV, se dejó también sentir en Europa, pero en España tiene una repercusión mucho mayor y de la que no sabemos salir, porque, una vez que la burbuja del ladrillo explotó, no tenemos recursos ni industrias que nos puedan sacar a flote. Durante el reinado de áquel España hubo de afrontar cuatro bancarrotas reales, ¿cuántas deberemos soportar nosotros? Nos hablarán de prima de riesgo, deuda internacional, refinanciación de la deuda, rescate europeo... pero nos están hablando de lo mismo, aunque con otras palabras y de manera más compleja.

El reinado de Felipe IV está innegablemente unido a la pintura del maestro Velázquez, que supo retratar a aquella corte de decadentes, arribistas, tarados, enanos, bufones, idiotas, monstruos deformes y demás personajes que poblaban aquella corte, pero también supo plasmar a los otros personajes de la época sin oropel ni lujo, en las Hilanderas, Vieja friendo Huevos o El Aguador de Sevilla.
En nuestra época no tenemos un pintor de cámara, y mucho menos un maestro como Velázquez, pero, tenemos unas televisiones plagadas de bufones y monstruos de toda índole, de personajes vacíos de contenido pero que llenan horas de televisión; de títeres vociferantes en manos de oscuros y poderosos directivos.

La época de Felipe IV, y en general, el final de los Austria, pasó a la historia como el Siglo de Oro Español, no solo en la pintura, sobretodo en la literatura, porque, en los momentos de mayor crisis y decadencia de un país es cuando destacan unos genios que, teniendo verdadera conciencia de la decadencia social en la que viven, salvan todos los obstáculos y crean verdaderas obras maestras en las que ponen de relieve con toda su crudeza el momento en el que viven sin que los poderosos, que se creen más listos que ellos, se den cuenta de que son ellos mismos a quienes están denostando y retratando en esas obras, y que están emitiendo pensamientos e ideas que nadie desearía escuchar.
Tal vez, en el futuro, vivamos nuevamente una explosión cultural a consecuencia de nuestro momento, tan importante como la del siglo XVI, pero yo no la atisbo. Sin embargo, vivimos un "momento deportivo de oro" de unos años a esta parte, con los triunfos españoles individuales y colectivos en el fútbol (el gran aglutinador de la masa), en tenis, ciclismo, baloncesto, motociclismo, , natación sincronizada, automovilismo... triunfos que consiguen hacer una terapia colectiva y que por unos momentos nos olvidemos de la depresión nacional en la que estamos sumidos y nos sintamos orgullosos de pertenecer a este país, estado, nación llamado España, y que saquemos pecho y ondeemos alegremente la bandera sin temor a que nadie nos tache de nada. Desde luego, los eruditos dirán que el deporte en nada es comparable a la literatura, la pintura o cualquier otra manifestación artística, pero cualquier deportista encarna en sí las cualidades que podrían hacernos salir del momento de declive en el que vivimos: esfuerzo, energía, lucha personal, autoestima, autocontrol, compañerismo, capacidad de superación, constancia, juego limpio, organización... valores que si todos desarrollasemos y extrapolasemos a nuestro ámbito nos ayudarían a vivir mejor y a hacer de nuestro mundo algo un poco mejor.

sábado, junio 18, 2011

París: consejos para el turista. TRANSPORTE

Vuelvo hoy a hablar de París para ofrecer un poco de información útil a todo aquel que tenga pensado viajar a la ciudad de la luz próximamente; ya sé que en la red hay multitud de páginas de información y turismo acerca de París, pero, no está de más ofrecer una pequeña guía sencilla, actualizada y desde la experiencia real.

TRANSPORTES

Lo habitual suele ser llegar a París en avión; además de los aeropuertos de Orly y Charles de Gaulle , bien comunicados por autobús de línea, servicio especial de autobús, RER y taxi; lo más económico, y rápido es el metro y RER, aunque más incómodo que el servicio especial de autobuses. Existe la opción de viajar hasta el de Beauvais si viajas con Ryanair; en este último caso, la única opción, a parte del taxi, nada recomendable porque está a 80 km. de París, es la de un servicio especial de autobuses que comunica este aeropuerto con Porte Maillot, en París, y que tiene un precio de 15€ por persona y trayecto. Una indicación más, desde París al aeropuerto, este autobús debe tomarse con una antelación de 3 horas y media antes de la salida del vuelo. Para más información sobre los transportes desde los aeropuertos, esta página os será muy útil, http://www.viajaraparis.com/?page=aeropuertosenparis.php , aunque los precios no están actualizados.
Una vez en la ciudad, lo más cómodo y económico es moverse en Metro y RER, que además están combinados entre sí y para los que un mismo billete es válido. Los billetes también son válidos para los autobuses. Dependiendo de los días que vayáis a permanecer y de los trayectos que penséis realizar, os convendrá más un tipo de billete u otro. También hay que tener en cuenta que la red de transportes de París y la región Ile-de-France está dicidida en 6 zonas:
  • lo que es el área metropolitana es la zona 1,
  • el cinturón que rodea esta zona, pero que ya no es París, es la zona 2 (Boulogne, Saint Ouen, Levallois, La Defense, Saint Cloud, Vicennes...)
  • la zona 3 es para ir a Saint Denis, Fontenay, Sevres...
  • en la zona 4 se encuentra, entre otros, el aeropuerto de Orly y Versalles
  • en la zona 5 está el aeropuerto Charles de Gaulle, Disneyland,
  • y la 6 es útil si pensáis ir a Fontainebleau
Todo ello hay que tenerlo en cuenta, sabiendo dónde vais a estar alojados y por donde os queréis mover para sacar un tipo de billete u otro.
El billete normal, ticket t+, para metro, RER y autobús tiene un precio de 1,70€, pero se pueden comprar 10 billetes a un precio de 12€. Estos billetes permiten moverse por las zonas 1 y 2. Es realmente práctico, sobretodo para moverse en metro y RER, pero si se va a hacer una combinación de metro o RER + autobús, deberemos utilizar 2 billetes
Si vamos a estar una semana o más tiempo y pensamos movernos mucho en transporte público, tenemos la opción de la tarjeta Orange, personal e intransferible, debe ir acompañada por una fotografía. Nos permite movernos ilimitadamente por la zona 1 y 2, de lunes a domingo, y tiene un precio de 18€ . Desde el año 2010, para utilizar esta tarjeta es necesario el Passe Navigo, que tiene un precio de 5€ más, aunque es válido durante 10 años y sirve también para otros servicios, como el alquiler de bicicletas.
Existen otro tipo de abonos, el París visite, para 1, 2 3 o 5 días consecutivos, para las zonas 1-3 ó 1-6, sin necesidad de Navigo, pero sólo son recomendables si realmente se va a utilizar mucho el transporte público. Además, son válidos sólo para días naturales completos. La opción más económica, para un sólo día, es de 8,80€.
Si necesitáis ampliar información: http://www.paris.es/transporte , completa y bastante actualizada, aunque algunos precios han variado.
Un par de detalles más sobre los transportes públicos parisisnos, en especial, metro y RER: todo el mundo habla del buen servicio de este medio de transporte. Es cierto, es rápido, puntual, tiene un horario muy amplio, desde las 5:30 a.m hasta la 1:15 a.m, ampliándose hasta las 2:15 a.m los fines de semana,con un intervalo muy corto, comunica muy bien cualquier punto de la ciudad, tienes estaciones de metro o RER en cualquier lugar... pero es viejo, sucio, bastante maloliente y a veces los trasbordos son infinitos y mal indicados (también los hay muy sencillos). Es cierto que están empezando a hacerse reformas, pero que nadie espere unas estaciones o trenes como los del metro de Madrid.
Y, hablando del metro de Madrid, los trenes circulan en el sentido contrario a los de Madrid y en el mismo sentido que los de Barcelona; ello se debe a que Madrid copió el sentido circulatorio de Londres, mientras que Barcelona, con más sentido común, lo hizo de París.

Pero, si estamos en París como turistas, y lo que queremos hacer es ver la mayor cantidad de monumentos posibles de forma cómoda y rápida, y, no nos importa rascarnos un poco el bolsillo, hay otras posibilid
ades.

Batobus
Hay diversas compañías que realizan cruceros por el Sena con diferentes paradas y similares trayectos, pero yo recomiendo el servicio de Batobus. Esta compañía realiza un trayecto por el Sena desde Tour Eiffel hasta Jardin des Plantes con 8 paradas en Tour Eiffel, Musée d`Orsay, Saint Germain-des-Près, Notre-Dame, Jardin des plantes, Hôtel de Ville, Louvre y Champs Elysées.
El precio, por persona, es de 14€. Las explicaciones se ofrecen en 5 idiomas, incluyendo el español, y te permite subir y bajar cuantas veces quieras al cabo del día en cualquiera de las paradas. La frecuencia máxima es de 25 minutos, los barcos están limpios, y las paradas muy bien situadas para descubrir los monumentos de forma cómoda y rápida. Además, tendrás una vista general de la ciudad diferente desde el barco. No recomendable si vais con carrito de paseo, porque los accesos a los muelles son a través de escaleras.

Autobuses turísticos
Hay varias compañías que realizan trayectos turísticos en autobuses de 2 plantas, con la parte superior al descubierto, por París. Dependiendo de lo que queramos hacer y ver, recomiendo una u otra.
Si lo que queremos hacer es un tour turístico por los principales puntos de la ciudad, una panorámica rápida aunque no totalmente completa, sin descender del autobús, y a un precio económico, lo mejor es Foxity Tour. El recorrido dura 1hora y 45 minutos, y permite ver 40 monumentos, con explicaciones en 9 idiomas, incluyendo el español, por un precio de 14€ por persona (los m
enores de 12 años, viajan gratis, y los mayores de 65 o menores de 25, 12€).
Esta compañía es la única que realiza también recorrido nocturno, al mismo precio y con las mismas condiciones.

Los Cars Rouges hacen un trayecto muy similar al anterior. El recorrido dura 2 horas y 15 minutos, con 9 paradas, en las que se puede descender para realizar la visita y tomar después otro autobús. El billete es válido para 2 días consecutivos, las explicaciones en 9 idiomas, incluyendo e
spañol, y por un precio de 26€ por persona (13€ para los menores de 12 años).

El más completo es el París Open Tour. Esta compañía realiza 4 itinerarios diferentes, con más de 50 paradas que permiten descender del autobús en cualquier momento y volver a subir cuando deseemos. El precio para un día es de 29€, y para dos días 32€, mientras que los niños (de 4 a 11 años) tienen una tarifa única de 15€. Como digo, la ventaja de estos es que el recorrido es mucho más amplio, ya que cuenta con 4 rutas (con el mismo billete se pueden hacer los 4 circuitos) que amplían la visita: la ruta París Gran Tour, recorrido de 2 horas, es similar a la ruta de los anteriores, la ruta Montparnasse - Saint Germain, con una duración de 1 hora, se desplaza por el este de la orilla izquierda y nos acercará al Jardin de Luxembourg, al Pantheon, la Tour de Montparnasse... La ruta Montmartre - Grands Boulevards es la única que accede en este medio de transporte hasta Montmatre para conocer el Sacre Coeur; tiene una duración de 1 hora y 20 minutos, y además tiene parada en el museo de cera y muy cerca de algunos establecimientos míticos y típicos para las compras y el ocio; la ruta Bastille - Bercy, de 1 hora de duración, parte desde la Bastilla hacia Notre-Dame y sigue por le Jardin des Plants hasta el Palais Omnisport de Bercy.

Pero, si lo que de verdad queréis hacer es descubrir y conocer París, siempre que tengáis tiempo, lo mejor es planificar la ruta, acceder en transporte público y después pasear y callejear, disfrutar de las avenidas, los bulevares, los jardines, las plazas, descansad al sol, o a la sombra, en cualquier parque, tomad algo en un bistro, en un café o en una brasserie, mirad escaparates, dejaos llevar hasta el siguiente punto, contemplad los monumentos, mirad hacia arriba de cuando en cuando, y, cuando estéis cansados, regresad a vuestro punto alojamiento en metro para comenzar con nuevos bríos otra ruta al día siguiente.


viernes, junio 17, 2011

Dias de vino y rosas


Anoche, volví a ver un peliculón, "Días de vino y rosas" de Blake Edwards, de 1962. Aunque Blake Edwards para muchos es más reconocido por sus comedias, lo mismo que su protagonista, Jack Lemmon, este es un drama, un auténtico y literal drama sobre el alcoholismo.
Es un descenso a los infiernos del alcohol de una pareja, muy enamorada, capaz de autodestruirse por culpa de la bebida sin querer reconocer el problema. La pareja se convierte en un trío, la botella, o mejor dicho, las botellas empiezan a formar parte de su vida, parte de la pareja. Se empieza bebiendo para divertirse, para celebrar, para disfrutar, y se acaba bebiendo por una necesidad imperiosa de no estar sobrio, de no querer ver la realidad. Se cuentan mentiras a sí mismos, no se quieren reconocer como alcohólicos, lo intentan dejar para volver a caer, engañan a los que les rodean, hasta que en un momento dado, el marido, interpretado por Jack Lemmon, toca fondo y decide, plenamente convencido, iniciar una nueva vida sobrio. Pero, para entonces ha convertido a su esposa en una alcohólica irrecuperable, alguien que ya no quiere volver a estar sobria nunca más, porque no le gusta el mundo cuando está serena, alguien que no quiere ser salvada, una mujer que prefiere perder a su hija antes que dejar el alcohol.
Sinceramente, es tan magnífica como tremenda, y con unas actuaciones soberbias.
Me gustaría que se hiciesen más películas como esta, para que alguno, simplemente alguno, se diese cuenta y pudiese cambiar el rumbo antes de que sea demasiado tarde.
No entiendo a esos jóvenes de ahora que salen, no a divertirse, si no a emborracharse hasta perder el control, hasta no ser dueños de sus actos, fin de semana tras fin de semana. Porque el problema, no es el fin de semana de borrachera, que puede hacernos más o menos daño en el organismo, el problema surge cuando dejas de ser un bebedor social o un bebedor de fin de semana y empiezas a tomarte diariamente una copa o dos para irte más relajado a la cama. Si entonces no sabes parar, puede que pases a necesitar el alcohol para seguir viviendo, y no querrás reconocerlo. Y hablo del alcochol como podría hablar de cualquier otra sustancia que domine nuestra vida.
En los colegios e institutos deberían de volver a poner películas, invitar a los chicos a verlas y que luego hicieran una reflexión. No se trata de moralina, se trata de realidad, y, a veces, lo que no eres capaz de reconocer a tu alrededor, lo haces a través de una pantalla.

martes, junio 14, 2011

Paris: c`est magnifique!

Acabamos de regresar de pasar una semana de vacaciones en París, y , sólo puedo decir aquello tan manido de "Oh la lá, París c`est magnifique.

En serio, París es una ciudad magnífica, pero en el sentido de magno, de grande. Las avenidas, bulevares, plazas, iglesias... son de un tamaño casi vergonzosamente grande, como si toda la ciudad fuera un gran escaparate que quisiera deslumbrar al visitante.
Porque, además, no se puede hablar del centro monumental de París, porque no está restringido a un pequeño área, sino que toda la ciudad alrededor del Sena, tanto en la orilla izquierda, como en la derecha, es bello, clásico, turístico, encantador, sin apenas estridencias, sin casi edificios modern
os que atenten al conjunto, sin estrecheces, como si el tiempo se hubiera detenido hace muchas décadas.

Es una ciudad tan monumental, que una vez allí, y pese a su altura, la Torre Eiffel no te parece tan grande, salvo que te acerques a los Jardines de Marte o sus alrededores, pero, desde cualquier otro punto de la ciudad, aunque visible, no impresiona.


París es una ciudad que parece perfectamente trazada y diseñada por un único urbanista. Desde la Pirámide del Louvre (realizada en tiempos de Mitterrand) y si miramos hacia los jardines de Tullerías, podremos ver perfectamente a través del Arco del Triunfo del Carrusell (época napoleónica) el Obelisco de la Place du Concorde, (mediados del siglo XVIII) les Champs Elysées, el Arc de Triomphe, Porte Maillot y el gran arco de La Defense (nuevamente de tiempos de Mitterrand ), prácticamente 9 kilómetros en línea recta, que hicimos en una sola tarde a pie, dando un paseo.
Y, si tomamos como referencia la Place du Concorde, además de poder divisar todo lo ya citado, si miramos hacia la orilla izquierda del Sena, podremos ver en panorámica la Asamblea Nacional, Les Invalides y la Tour Eiffel.
Si nos acercamos hasta la iglesia de la Madeleine y miramos en línea recta haci
a el Sena veremos el Obelisco de la Place du Concorde, la Asamblea Nacional y les Invalides.
Por supuesto, no hace falta que diga nada de las vistas que se pueden contemplar desde Sacre Coeur o desde cualquiera de las plantas de la Tour Eiffel: todo París a tus pies, con la Torre de Montparnasse rompiendo la estética.
La orilla izquierda, tal vez por ser el origen de la ciudad, no es tan lineal, aunque, desde los Jardines de Luxemburgo hay una espectacular vista del Pantheon, la iglesia de Saint Etienne du Mont (con uno de los interiores más bellos) y parte de las universidades de la Sorbona.

En próximas entradas hablaré de otros aspectos de París, de cómo moverse, qué ver, compras, comidas, precios y más.