UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

viernes, septiembre 14, 2007

Cuentos de colores: Azul

Asomada desde mi ventana, una mañana más contemplo el mar, este viejo y tranquilo Mediterráneo, e intento divisar en el horizonte una tierra lejana y añorada, pero no veo más que azul, una tenue línea que separa el mar del cielo azul.
Protegida en mi pequeño refugio intento olvidar, sin éxito alguno, porque todo me recuerda a ti; sé que esta última ola que me ha salpicado viene desde el otro lado, y me pregunto si no habrá jugado antes contigo; los rayos de sol que doran mi piel son los mismos que a cientos de kilómetros de aquí te están iluminando a ti; pienso que esta brisa con olor a yodo antes te habrá refrescado a ti, y no puedo dejar de recordar los momentos que pasamos juntos, al otro lado de ese horizonte azul, abrazados en la arena, contemplando este mar mientras nos amábamos.
Está atardeciendo. El sol va en tu búsqueda y posa sus últimos rayos, como suaves besos, sobre la superficie de nuestro mar, y las nubes, celosas, se tiñen de un color carmesí haciendo de esta puesta de sol un espectáculo único y maravilloso, y yo no puedo dejar de pensar que tal vez tú estés contemplando esta misma visión crepuscular y estés recordando los ocasos que contemplamos juntos mientras vivimos nuestros días de amor.
Otro día más la noche ha llegado; la luna, tan solitaria como yo, brilla en el cielo y se refleja plateada en el agua; seguro que tú también la estás viendo. A lo lejos, en el horizonte pequeños puntos de luz refulgen, barcos de pescadores que tal
vez se guíen por el potente foco del faro de mi isla, como tú, si un día decides venirme a buscar. He pintado la puerta y las contraventanas de un intenso añil para que desde la lejanía puedas distinguir mi refugio, aunque pocas esperanzas me quedan ya.
En mi corazón sigue viviendo tu recuerdo mientras en mi vientre crece una criatura fruto de aquellos días de pasión. Ya queda poco para poderla tener entre mis brazos, y sólo espero que tenga los ojos tan azules como su padre, tan azules como el mar que cada mañana contemplo desde mi ventana.

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