UN LUGAR PARA SOÑAR

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puesta de sol en la Alhambra

domingo, abril 29, 2007

El cumpleaños de Iñaki

El cuarto cumpleaños de Iñaki coincidió con la Final de la Copa del Rey; era una ocasión única, el Barcelona y el Atlético de Madrid se enfrentaban en Zaragoza en una temporada en la que los rojiblancos estaban arriba del todo en la tabla y daban alegrías continuadas a sus sufridos seguidores. El padre de Iñaki era uno de esos sufridores aficionados rojiblancos y, desde muy pequeño, Iñaki había adoptado como propios aquellos colores.
Como decía, era el cuarto cumpleaños de Iñaki, y con aquella excusa nos habíamos reunido en casa con sus padres para cenar y ver el partido.
El niño intentaba seguir el partido con los hombres, pero no aguantaba más de cinco minutos seguidos sentado en el sofá sin dar la tabarra, así que su padre le prometió que si el Atlético de Madrid ganaba el partido, le llevaban a la fuente a celebrarlo. Ni que decir tiene que el pequeño se pasó el resto del tiempo diciendo ¿ha ganado ya el Atleti, papá?, pero, para complicar más la cosa se llegó al final de los 90 minutos con un empate a cero en el marcador.

Aunque era muy tarde, la excitación había podido con el sueño en el cuerpo del niño, y la promesa de llevarle a la fuente hacia que aún deseara más el triunfo de su equipo. Mientras, los hombres en el sofá se comían las uñas, estrujaban sus bufandas y sudaban de nervios. Cuando la prórroga llevaba ya consumidos doce eternos minutos Pantic cabeceó un balón que entró en la portería blaugrana. En casa de Iñaki todo fueron saltos, cánticos y alegría, y el que más gritaba, saltaba y cantaba era el pequeño.
El marcador quedó así, con un 0-1 que daba el triunfo y la Copa al Atlético, y papá tenía que cumplir la promesa que había hecho al pequeño Iñaki.

Casi a media noche, abrigados con las bufandas rojiblancas nos metimos en el coche, enfilamos la Castellana en compañía de cientos de seguidores del equipo y nos dirigimos hacia la fuente. Aparcamos mucho antes de llegar si quiera a Cibeles, y para que Iñaki no se cansara y pudiéramos avanzar a buen paso, su padre se lo subió a hombros.

Una riada humana vestida con los colores del equipo avanzaba hacia el sur a la par que nosotros; ya estábamos a pocos metros de la fuente de Neptuno, cuando Iñaki se giró y a viva voz y totalmente emocionado exclamó:

- ¡ Hala papá, cuánta gente viene a celebrar mi cumpleaños !

Han pasado muchos años de aquello, pero Iñaki sigue sin olvidar aquel cumpleaños que para él fue tan especial.

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