UN LUGAR PARA SOÑAR

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puesta de sol en la Alhambra

lunes, abril 16, 2007

Escapadas: Valencia (2ª parte)

El Jardín del Turia y sus puentes
Ahora que ya conocemos los principales monumentos de la ciudad estamos preparados para conocer el Turia, con sus puentes, sus jardines, sus lugares de ocio y sus completas instalaciones deportivas. Podemos comenzar la visita por el Parque de Cabecera, ubicado en el lecho histórico del río Turia, prolonga el gran cinturón verde del antiguo cauce y se presenta como nexo con el cauce nuevo; 35 hectáreas recrean el paisaje original del Turia, dando protagonismo al agua, que con su discurrir nos va presentando la vegetación, la topografía, los recorridos y los diferentes equipamientos del parque. Actualmente cuenta con diversas instalaciones, como un auditorio o un embarcadero, y en el futuro está previsto que se instale en él el nuevo zoo de Valencia y un parque de atracciones.
Desde este parque, y ya en el cauce antiguo del río, el primer puente que nos encontramos es el Puente del 9 de Octubre, obra de Santiago Calatrava. Es una estructura de acero desde la que puede contemplarse una interesante perspectiva del cauce. Le siguen el Puente de Campanar y el Puente de Ademuz, construcciones ambas del siglo XX que unen los nuevos barrios de la ciudad. Bajo el tramo comprendido entre estos 3 puentes se encuentran un campo de fútbol, dos pistas polideportivas y una completísima pista de atletismo, así como un circuito para la práctica del bicicross, mesas para el tenis de mesa, senderos para la práctica del footing o del ciclismo y diversas zonas de juegos infantiles. Bajo el puente de Ademuz hay un gran estanque circular recorrido por caminos irregulares, donde tres grandes chorros de agua se distinguen desde lejos, recortados entre palmeras.
A continuación, entre frondosa vegetación, nos encontraremos con uno de los puentes más modernos de la ciudad, el Puente de las Artes, llamado así por estar situado junto al IVAM y el Centro Cultural de la Beneficencia. Entre este puente y el de San José se halla un campo de rugby, y por su puesto, varias zonas de juegos para los más pequeños. El Puente de San José es uno de los puentes antiguos de la ciudad y el que mejor resistió los embates del agua en la riada de 1957. Su reconstrucción en piedra data del siglo XVII. En la actualidad se puede admirar una imagen de San José con el niño. Desde este puente y hasta el siguiente encontraremos entre los jardines un campo de béisbol, 5 campos de fútbol y una pista de patinaje.
El siguiente puente es el de Serranos; su nombre, así como el de las Torres, se debe a los serranos que acompañaron a Jaime I en la conquista de la ciudad. Es el puente más antiguo, aunque su aspecto actual data “sólo” del siglo XVI. Está formado por nueve arcos y tiene una rampa de piedra desde la que se accede al cauce.
El puente de la Trinidad, sobre el que podemos ver el Convento de la Trinidad, del que toma su nombre, y el Museo San Carlos, es el de más antigua factura, ya que se construyó hacia el siglo XIV. Tiene diez arcos y se adorna con las figuras de San Luís Beltrán y Santo Tomás de Villanueva. Le sigue el Puente del Real; en sus inicios se trataba de un puente de madera que daba servicio al convento de Santo Domingo, pero su realización en piedra se fecha a finales del siglo XVI, aunque fue ampliado a mediados del siglo XX. En este tramo del parque se encuentra un campo de fútbol de hierba artificial que es utilizado en ocasiones por los jugadores del Levante para sus entrenamientos. En esta zona del río se ubicaban con anterioridad las instalaciones de los Viveros Forestales Municipales, por lo que la vegetación sigue siendo abundante y frondosa.
El Puente de la Exposición, conocido popularmente como “La Peineta” es obra de Santiago Calatrava, y se ha convertido en uno de los nuevos símbolos de la ciudad. Muy cerca de éste encontramos el Puente de las Flores, que se construyó ya en el siglo XXI. Tiene una anchura de 24 metros, de los cuales la mitad se dedican a zona peatonal y a jardín de flores, centenares de flores que se cambian periódicamente dando a este puente un aspecto colorista y diferente en cada ocasión. El siguiente puente que nos encontramos es el Puente del Mar, un puente peatonal que se empezó a edificar a finales del XVI. Está adornado en la zona central con dos casalicios triangulares que albergan las figuras de la Virgen y San Pascual. Bajo sus arcos hoy se encuentra una pequeña laguna de forma circular que invita a la relajación con su contemplación.
El Puente de Aragón debe su nombre a la antigua estación de ferrocarril de Aragón, hoy desaparecida. Se construyó a principios del siglo XX, y prolonga la clásica y burguesa Gran Vía Marqués del Turia hacia el puerto, convirtiendo el bulevar de la primera en un seto central. En este tramo del cauce, diseñado por Ricardo Bofill, sobre el que se encuentra el Palau de la Música, se halla una fuente en forma de estanque de la que surgen varios chorros, así como jardines de ordenación simétrica y pórticos columnados, lo que dota a todo el conjunto de gran belleza y elegancia. Muy cerca de éste se encuentra el Puente del Ángel Custodio, construido también en la primera mitad del pasado siglo; actualmente se adorna con farolas de hierro fundido de marcado estilo parisino del siglo XIX, lo que dota al puente de una gran elegancia. Y a continuación encontraremos el Puente del Reino, inaugurado en 1999, es obra de Rafael Monleón, y combina a la perfección el arte tradicional con el art decó. De este puente destacan los guardianes del puente, cuatro figuras con alas y cabeza de felino que representan al ángel caído, y 126 gárgolas con cabeza de águila. El tramo entre este puente y el de Monteolivete se conoce como el Gulliver; se trata de una original zona de juegos en la que encontramos una gigantesca representación del personaje creado por Jonathan Swift, tendido y atado al suelo. Sus brazos y piernas son enormes toboganes, su pelo y los pliegues de su ropa son también atracciones lúdicas para niños y para no tan niños.
Además la zona se complementa con otras instalaciones como un mini golf, un tablero de ajedrez gigante, pistas de monopatín, patinaje y petanca.
El puente de Monteolivete, realizado en el siglo XX, es tal vez el más sencillo de los puentes, quizás para no robar ni un ápice de protagonismo al entorno ya que nos hallamos en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El recorrido finaliza en el Puente de Astilleros o de Nazaret, construido en el primer tercio del siglo XX en hormigón armado y piedra artificial con barandas de hierro fundido.
Desde aquí, sólo nos queda dirigirnos a la playa o al puerto, o volver nuestros pasos hacia atrás y descansar a la sombra de cualquier árbol o tomar el sol mientras reposamos en alguna de las numerosas praderas.

Otros parques y jardines históricos:
El jardín botánico: es uno de los más antiguos de la ciudad. En él se conservan interesantes y completas colecciones vegetales procedentes de todo el mundo.
Jardines de Monforte: Es un jardín de estilo neoclásico de mediados del siglo XIX y cuenta con varias estatuas de mármol de la mitología clásica.
Jardines del Real: conocidos popularmente como Jardines de Viveros, este bello lugar posee numerosos paseos, amplia zona ajardinada, rosaledas, palmeras, pinares, un pequeño zoo, y algunas fuentes de gran belleza. Cuenta, además, con una gran explanada en la que se celebran conciertos.

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