UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

sábado, marzo 31, 2007

El casting

Ahora que estoy en paro, y que no tengo nada mejor que hacer, me he animado a intentar participar en alguno de los múltiples concursos que se emiten por televisión, con la esperanza de ganar algún dinerillo que me permita seguir pagándome mis caprichos.
El pasado jueves acudí a un casting celebrado por Gestmusic Endemol en Madrid para uno de estos programas. Estaba citada a las 9:30 junto con 50 personas más; nos hicieron un cuestionario con 100 preguntas tipo test de actualidad, cultura general, deportes, historia, política, televisión... un cuestionario en realidad bastante sencillo, por más que siempre haya alguna pregunta en la que dudes o que, directamente, desconozcas.
Después, mientras corregía nuestras pruebas nos hicieron esperar en los alrededores de la sala, y allí pude observar a los otros contrincantes. La verdad, era un grupo muy heterogéneo, del que destaqué a algunos especímenes.
El sobrao: va de guaperas, con un look perfectamente estudiado entre desenfadado y desaliñado; mientras esperamos habla de otros programas, de actores, de lo que se comenta en el mundillo profesional, del catering que dan en algunos programas...y nos mira a todos por encima del hombro, pensando "pringaos, ¿a dónde vais, estando yo aquí?"
El intelectual: en cuanto hemos salido se ha sentado en un rincón y ha sacado de su portafolios un manido libro de Marcel Proust y un lapicero con el que subraya algunas frases y hace anotaciones en los márgenes. Su imagen dista mucho de los otros, y evita cualquier contacto.
La guapa: puede que no tenga dos dedos de frente, pero lleva dos palmos de escote, lo que le garantiza que, en caso de pasar el test, arrasará en la prueba de cámara.
La tímida: carece de todo tipo de atractivo físico, y sigue sin saber muy bien por qué ha hecho caso a su madre y se ha presentado al casting. Se muerde las uñas constantemente, y cuando alguien le dirige la palabra baja la mirada mientras sus mejillas cambian de color.
El nervioso: desde que salimos de la sala no ha parado de hablar; ha repasado todas las preguntas y se ha dado cuenta de la multitud de fallos cometidos; se levanta del sillón, camina pasillo arriba, pasillo abajo; pregunta a todos las respuestas dadas; mueve las manos incansablemente, se sienta, zapatea... va a desquiciarnos a todos.
La veterana: podría ser la abuela de más de uno y más de dos. Su pelo cano está perfectamente peinado y va impecablemente vestida. Desde que se jubiló se dedica"profesionalmente" a la televisión, bien como público, bien como concursante. Va dando ánimos a todos.
Los estudiantes: Son tres, y hoy han hecho "pellas" para poder venir. Son los más alborotadores, no paran de reír a carcajada limpia, y si ganan tienen ya el dinero destinado a una fiesta y unas vacaciones en Ibiza.
El repartidor: se ha presentado en la prueba con el uniforme de trabajo, haciendo publicidad de sus productos. Confía muy poco en sus posibilidades, porque ya se ha presentado a varios castings y no supera la primera prueba, pero está desesperado por ganar algo de dinero y dejar para siempre el camión aparcado.
De repente desde la sala contigua comienzan a citar algunos nombres, y los compañeros felicitan al llamado. ¿Así que no todo el mundo pasa la prueba de cultura? Dicen mi nombre, y entro en el salón. Finalmente no somos más de 20 personas las convocadas ante la cámara, y, entre los que me rodean no está ninguno de los citados anteriormente.
Todos tenemos que presentarnos ante la cámara y contar algo de nosotros mismos. La mayoría son hombres, unos más jóvenes que otros, y todos han tenido experiencias previas en castings y concursos, aunque con desigual desenlace. Al final, resulta que la única que no había tenido nunca relación alguna con los castings o la televisión era yo, pero, he contado con una ventaja sobre los demás: yo era la chica mona que estaba sentada en el centro y la única que llevaba una camisa de color vistoso. No sé si finalmente seré seleccionada, pero, no puedo negar que destacaba entre tanto hombre vestido de oscuro.

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