UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

jueves, octubre 04, 2007

Otoño, lluvia y depresión

Estamos en otoño, la estación de la melancolía.
Lleva lloviendo toda la semana; apenas he visto el sol desde hace 15 días. Miro al cielo y no veo más que nubarrones negros que amenazan con descargar una fuerte tormenta en cuanto pise la calle.
El cielo se ha oscurecido tanto que parece que la noche repentinamente se haya echado sobre esta tarde, y de repente ha comenzado a llover con tanta fuerza que las gotas al caer al suelo salpican y crean burbujas.
Me gusta la lluvia, me gusta el olor a tierra mojada, pero sobretodo, me gusta que luego salga el sol, necesito el sol, y ahora noto que me hace mucha falta.
Es posible que a los demás no les condicione tanto, pero a mí sí. Está clínicamente demostrado que en otoño, al disminuir la cantidad de luz solar a la que estamos expuestos, los niveles de serotonina, un neurotransmisor a los que algunos llaman "la hormona del placer", descienden, afectando a aquellos que sufren patologías de tipo depresivo. Esta es la razón por la cual el otoño suele ser la estación más propensa a las recaídas. Pero que nadie se alarme, el descenso de luz solar no afecta a todo el mundo, para ello deben de existir de antemano problemas, y, aún así, no a todos los enfermos les afecta de igual manera.
Lo bueno de todo es que antes o después terminará por salir el sol, y que cuando menos me lo espere estará brillando en lo alto del cielo. Mientras tanto, he de intentar que la melancolía no se apodere de mí, y he de recordar que a mi alrededor hay un montón de gente que merece la pena, gente que me quiere y por la que merece la pena intentar sonreír.

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