UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

viernes, diciembre 22, 2006

Pequeños placeres

Lo confieso, soy una hedonista. Actualmente mi vida gira en torno a la búsqueda y la consecución del placer y la eliminación del dolor de mi vida, no sólo del dolor físico, sino, y principalmente, del dolor del alma y el espíritu, de esas heridas que una vez abiertas son tan difíciles de cicatrizar por más que el tiempo pase.
Desde que he recuperado el interés por volver a disfrutar gozo con pequeñas cosas que provocan satisfacción a mis sentidos, pequeños placeres a los que me entrego y que recomiendo a todos aquellos que quieran disfrutar del deleite.
Voy a aprovechar mi blog para hablaros de algunos de esos placeres que espero que también adoptéis y os produzcan el mismo grado de satisfacción que a mí.
Hoy sólo voy a destacar 5, uno para cada sentido.

La vista.
Si te rodeas de cosas bonitas, agradables a la vista, todo parece más bonito. Por eso siempre voy con mi cámara en el bolsillo, para poder captar y retener cualquier imagen que me parezca bella, para poder fotografiar todo aquello que me excita. Siempre hay un momento para disfrutar contemplando una puesta de sol, un cielo tintado de rojo, una luna llena brillante, un reflejo en un charco, una mirada, una sonrisa, un jardín, una playa, un edificio interesante... y a través de las fotografías siempre hay tiempo para recordarlo evocando las sensaciones de aquel momento.
Por cierto, invito a dedicar alguna tarde a pasear por el centro de la ciudad mirando hacia arriba: se descubren balcones modernistas, cariátides voluptuosas, celosías y ventanas de inspiración mudéjar o decoraciones insólitas donde uno menos se lo espera.
El olfato.
¿Hay algo más evocador que un aroma?, ¿existe algo más excitante que un olor?
Una amiga me dio un truco: hacer que mi aseo diario se convirtiera en una experiencia aromática simplemente utilizando barritas de incienso durante la ducha. Yo os doy otro truco más, también para la ducha o el baño: llena tu cuarto de baño de velas aromáticas, enciéndelas, apaga las luces y dúchate sólo con la luz de las velas y envuelto por su aroma... experimenta redescubriendo tu cuerpo.
El tacto.
Los masajes no son sólo un capricho, son una necesidad. Ten siempre a mano un frasco de aceite para masajes y compártelo con tu pareja. Haz que te dé suaves masajes en cualquier zona de tu cuerpo, sólo con las yemas de los dedos, con toda la mano, con la lengua, con una pluma... con lo que os pida la imaginación. ¡Ah!, debe ser recíproco, pues también dando masajes se obtiene gran placer.
Y por supuesto, al menos una vez al mes, es recomendable recibir un masaje de manos de un profesional. Es menos sensual, pero merece la pena.
El oído.
El silencio no existe, no te engañes, y las ciudades son cada vez más ruidosas. Contra esto nada puedes hacer, así que yo te recomiendo que desempolves aquellos viejos discos que tanto te gustaba escuchar, aquellos que te traen recuerdos de una época pasada, de un viejo amor, de momentos divertidos. Busca un sofá cómodo, una buena postura, apaga la luz y disfruta por unos momentos de esa música. Y si el cuerpo te pide bailar, no lo reprimas, nadie te está mirando.
*(Recuerda que puedes disponer de esos viejos discos a través de Internet en formato mp3...)
El gusto.
Para disfrutar con el gusto tienes que olvidarte del sentimiento de culpa y del pecado de la gula, sólo de esa manera podrás gozar. En cualquier caso recuerda que cualquier alimento se disfruta antes con los otros cuatro sentidos, y que en nuestra boca el paladar y sobre todo la lengua están llenas de terminaciones nerviosas conectadas directamente con el centro de placer de nuestro cerebro.
Prueba con tu postre favorito: toma una cucharada, acércatela a los labios y prueba sólo una pizca con la punta de la lengua. Recorre tus labios con la lengua. Ahora estás preparado para llevarte la cucharada completa a la boca. Déjala que se deshaga en tu lengua, cierra los ojos y déjate llevar por las sensaciones que ese dulce bocado provoca entre tu lengua y tu paladar. Saborea, descubre los componentes, la textura...No hay prisa, y si tienes que masticar recerca que no hay prisa.
Si te ha gustado con un dulce prueba a hacerlo también con tu plato de comida favorito.
Si te atreves a más, no utilices como soporte un plato, prueba a comer sobre el cuerpo de tu pareja sin cubiertos, y a ser posible, sin manos.

La próxima vez, os descubriré más pequeños placeres, aunque no hay nada que satisfaga más que quererse uno mismo, mimarse y complacerse

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