UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

lunes, marzo 10, 2008

Cuentos de colores.Negro (I parte)

La anciana, consumida por los años y la enfermedad, minúscula en aquella gran cama de hierro forjado, abrió los ojos, y con voz aún rotunda habló.
_"Padre, ahora que sé que mi fin se acerca quiero confesar, pero antes ha de prometerme algo ante todos ellos".
_"Tú dirás hija, si está en mi mano, te prometo que así se hará."
_ "Cuando yo muera, padre, quiero que me vistan de blanco, de los pies a la cabeza, que quemen todas mis ropas negras, que me entierren vestida de blanco y descalza. Prométamelo, padre, no es una locura de una vieja senil y enferma, ha de prometérmelo delante de todos ellos. ¿Lo habéis oído todos?"
Un sí murmurado salió de la boca de los reunidos en la habitación, y el padre Damián, después de mirarlos a todos hizo su promesa a la anciana.
_"Además, quiero que quiten las cortinas de toda la casa, que abran las persianas y las ventanas, y que de una vez por todas entre la luz en esta casa. Quiero que desaparezcan conmigo todos los recuerdos amargos, las tristezas y los lutos que durante casi un siglo han cubierto esta casa. Tenéis que jurármelo todos, delante del padre Damián."
La habitación estaba totalmente en penumbra, apenas iluminada por una pequeña y débil lamparilla sobre el cabecero de la cama que le daba a la anciana un aspecto aún más tétrico. Algunas sombras parecían moverse por la habitación, pero no se escuchaban más que las oraciones murmuradas por un coro de ancianas plañideras en el vecino salón.
_"¿Acaso no me habéis oído?"_ La voz de la anciana volvió a sonar potente y enérgica, como lo había hecho durante los años que había llevado las riendas de aquella familia._ "Quiero que lo juréis todos ante el padre Damián, para eso os he reunido aquí, para que conozcáis mi última voluntad y hagáis que se cumpla. Vamos, quiero oíros."
Los allí reunidos no tuvieron otra opción más que aceptar el designio de la matriarca.
_"Bien, ahora, salid todos de esta habitación, cerrad la puerta, y dejadme a solas con el padre Damián."_ La voz había vuelto a perder la energía. _"Tengo que contarle muchas cosas, tengo que dejar este mundo limpia de pecados, mentiras, y recuerdos inventados. Vamos, hijos, dejadme a solas con el padre y rezad por mí."
Muy despacio, uno tras otro, se acercaba a la cama, besaba a la anciana y dejaba la habitación arrastrando los pies. Muy pronto se quedaron solos la mujer y el sacerdote, y, con un hilillo de voz ella empezó a contar su historia.