UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

domingo, septiembre 30, 2007

Los tontos más listos

El Pedergal era un pequeño pueblo aislado a los pies del monte donde durante siglos la endogamia había sido una práctica común entre sus habitantes, dando como resultado un número importante de seres diferentes, o como muchos llamarían, deficientes. Conocí a algunos de ellos durante una temporada que pasé en un finca cercana al pueblo, y descubrí en ellos a unos seres con un corazón puro, sin ninguna maldad, con una capacidad enorme para la felicidad y, en los que, cuando aprendías a escuchar, descubrías que su inteligencia no era tan escasa... sólo distinta a la nuestra.

Recuerdo con especial cariño a dos hermanas: Dolores y Paquita. Ambas habían superado ampliamente el medio siglo, pero su coquetería les impedía confesar su verdadera edad, y como ellas seguían vistiendo, hablando y comportándose como adolescentes, era muy difícil saber qué edad podrían tener. Vivían solas, y Paquita era la que administraba el dinero, y todos los meses, según me contaron, tenía la misma pelea con el empleado de la Caja Rural, porque Paquita sólo quería cobrar en billetes pequeños, billetes que ella pudiera contar; así que cuando el cajero le daba un billete grande escondido entre el fajo, ella lo distinguía perfectamente y montaba un número en la oficina, porque el valor del billete grande para ella no existía, a ella lo que realmente le importaba era el número total de billetes con el que se marchaba del banco. Y, Paquita, viendo un montón de billetes sobre un mostrador adivinaba la cantidad exacta, confundiéndose en las mínimas ocasiones y por cantidades muy pequeñas. Nunca nadie fue capaz de engañarle en una suma o con el cambio en una compra.

Su hermana Dolores, Lolita, era una mujer coqueta en extremo y adicta a la limpieza, a mí, personalmente, me recordaba a la ratita presumida. Tenía una salud de hierro, hasta que al pueblo llegó un nuevo médico, un joven bien parecido del que Lolita se enamoró como una colegiala. Desde aquel momento no hubo una semana en la que Lolita no sufriera una extraña dolencia que necesitara de las atenciones del doctor, que con infinita paciencia le auscultaba, tomaba la tensión o simplemente escuchaba. Y, cuando alguien intentaba mofarse de ella, Lolita, con su habitual coquetería les narraba como le tomaba la mano (aunque fuera para medir su pulso), escuchaba los latidos de su acelerado corazón o le acariciaba, y, no pocas sentían envidia de como ella era tratada por su amor.

Conocí también a Felisín, un hombre realmente especial. De él tampoco podría decir su edad, aunque supongo que era bastante. Era un hombre para todo: igual hacía recados, que ayudaba al alguacil, que barría las calles, que hacía de arbitro en las peleas de los chicos, que regulaba el tráfico o que ayudaba en la iglesia. Pero, ante todo, Felisín se sentía músico; no había nada que le atrajese más que la música, y cuando una orquesta o una banda llegaba al pueblo, allí estaba él, admirando los instrumentos, haciendo preguntas, intentando codearse con ellos. Y, es que, al fin y al cabo, él era músico, como así se lo hizo saber un día a un trompetista de una orquesta. Cuando el trompetista, incrédulo, le preguntó qué instrumento tocaba, Felisín, muy serio, le contestó que un instrumento de cuerda, y cuando el músico, totalmente intrigado quiso adivinar cuál, Felisín orgulloso le contestó que las campanas. Y era totalmente cierto, pues era el campanero del pueblo. Con los años El Pedregal llegó a tener su propia banda y me contaron que la primera vez que la banda salió con la procesión de la Virgen de Los Montes, a Felisín le otorgaron el honor de dirigir el primer tema.

Y no quisiera olvidarme de Manolito, con el que pasé algunos ratos inolvidables. Manolito era un ser excepcional, con una memoria prodigiosa y unas costumbres algo atípicas. Era capaz de recitar de memoria pasajes enteros de varios libros, se sabía infinidad de poesías, imitaba las voces de cualquiera de los vecinos, multitud de sonidos y las voces de muchos animales. Sus predicciones meteorológicas tenían fama en toda la comarca y por las noches sabía guiarse por las estrellas. Según me contaron su infancia, a diferencia de los otros, fue dura, y, al volver del servicio militar, Manolito se encontró más sólo y desprotegido que de costumbre y empezó a refugiarse en el alcohol.

A Manolito le gustaba viajar, pero no se fiaba de los transportes. Me recordaba que cuando estuvo en Madrid solía transportar en una bicicleta paquetes de su cuartel al edificio de Correos, y, que en una ocasión, en plena Castellana, se vio rodeado de automoviles (pocos debían ser, porque me hablaba de tiempos pretéritos). El caso, es que tuvo un pequeño percance, y se asustó tanto que abandonó la bicicleta y salió corriendo con los paquetes en la mano. Desde ese día decidió que lo más práctico era ir a todas partes corriendo, y, sin importarle las distancias, de esa manera hacía sus desplazamientos.

Manolito contaba historias verdaderamente divertidas, sobretodo si le animabas la lengua con una copita de anís, y entonces recordaba con nitidez anécdotas casi inverosímiles que formaban un corrillo de parroquianos a su alrededor.

Pero lo que más le gustaba a Manolito era la radio, más que el anís. Lo más habitual era ver a Manolito por la calle con la mano izquierda sobre su oreja retransmitiendo un partido de fútbol, un noticiario, una corrida de toros o cualquiera de las coplas de Rafael Farina o Miguel Molina. Sí, he dicho retransmitiendo, porque Manolito no tenía transistor; en una ocasión, uno de sus parientes le trajo de la capital el último modelo, y Manolito no cabía en sí de gozo. Pocos días más tarde, aquel familiar vio que Manolito había vuelto a su costumbre, y al preguntarle, le contestó que ya no le gustaba, porque no decían lo que el quería oír ni cantaban lo que él quería, así que prefería su radio. Así se las gastaba Manolito.

Hace poco volví a El Pedregal. Ya no vive ninguno de ellos, y les recordé con nostalgia e inmenso cariño. Desde aquí mi pequeño homenaje para ellos.

miércoles, septiembre 26, 2007

Las noticias de mi semana

He estado una semana de vacaciones (un poco pasadas por agua, pero ajetreadas), pero que nadie piense que por ello iba a olvidarme de mi resumen semanal de noticias.


La semana anterior dejé a la Selección Española de Baloncesto jugando la final contra Rusia; mientras yo escribía mi crónica ellos luchaban canasta a canasta, pero al final, y con un resultado ajustadísimo la victoria fue a parar a manos de Rusia y los Campeones del mundo se tuvieron que conformar con un segundo puesto que ha sabido a poco. Por cierto, mucho "vip" se vio en las gradas esa tarde, más de uno con la sola intención de salir en la foto y sin saber distinguir pasos de faltas.


Y, mientras en Madrid la Selección Española perdía al baloncesto ante Rusia, en Moscú la Selección Española de Voleibol ganaba la medalla de oro frente a Rusia, toda una paradoja. Por desgracia, el voleibol sigue siendo un deporte muy minoritario, y si no llega a ser por esta victoria, el campeonato de Europa habría pasado desapercibido entre las noticias deportivas, las manos aseguradas de Casillas, la polémica de McLaren y Alonso, los problemas del vestuario del Barça, las primeras victorias del Atlético de Madrid y otras banalidades.


Vamos a cosas serias, que las hay; volvemos al tema de la precampaña electoral. La última, como siempre en vivienda, ha sido la "nueva" propuesta social de Carmen Chacón y su ministerio, de subvencionar el alquiler a los jóvenes de entre 22 y 30 años, con una ayuda de 210 € mensuales, a los que se añadirán 600€ para fianza y un aval. La idea está integramente copiada de su antecesora en el cargo, Trujillo, y, además de no aportar nada nuevo, va a conseguir que algunos avispados suban el alquiler de sus viviendas, y, que los que ya han pasado de los 30 se pillen un cabreo monumental; pero eso sí, la presentación fue espectacular, y la lluvia de críticas de un lado y otro, ni digamos. Y, como gato panza arriba se defendió la Ministra, que además se sacó otro as de la manga, con nuevas medidas que agilicen los desahucios en caso de impago. Según ella, con esto debería bastar para sacar a alquiler las múltiples viviendas cerradas que hay en nuestro país y solucionar el problema de la vivienda.
Y, mientras, el pocero inauguraba en Seseña su macrourbanización y prometía construir otro millón de viviendas, aunque sin especificar dónde. Lo que es cierto es que las viviendas de este constructor han salido a la venta por un precio inferior a la media, aunque, saltándose a la torera todo lo que ha podido y en mitad de la nada. Compadezco a esos ilusos que van a tener que tragarse más de dos horas diarias de carretera para poder acceder al trabajo.
Y, dejando el tema de la vivienda, pero sin salir de nuestro país, sigue la quema de imágenes del rey en Cataluña. Estos radicales nacionalistas me recuerdan bastante a los inquisidores de la Edad Media, que cuando no disponían del reo quemaban su imagen en la plaza pública. Aquellos dementes, incultos y fanáticos religiosos al menos celebraban juicios, estos, desde la Universidad, sede del conocimiento, simplemente gritan, queman e insultan. ¡Qué poco han avanzado algunos en quinientos años!
Y en esta España nuestra de pandereta, dos noticias relacionadas con los juzgados han sido titulares. Por una parte, la Audiencia de Barcelona aprueba definitivamente la excarcelación del violador de la Valle d`Hebrón, pese a que los psicólogos han reconocido que no está reinsertado, y que es muy probable que vuelva a reincidir. Y por otra parte, el preso más famoso de España, Julián Muñoz, podría abandonar proximamente la cárcel ya que el nuevo juez del caso Malaya ha decretado su libertad bajo fianza de 50.000 €.
Y por último, decir que el otoño ha entrado de golpe colándose en forma de gota fría, aguando el fin de semana, en especial a los que estábamos en Valencia intentando disfrutar de las playas; pero a mal tiempo buena cara, y la semana que viene más.

La lluvia llegó














Ya está aquí, ya llegó; adiós sombrilla, hola paraguas; hasta el próximo verano sandalias, toca sacar la gabardina del ropero; cambio bronceador por gorro de lluvia.

Después de tres días consecutivos de chaparrón, con la humedad calándome hasta los huesos y el pañuelo siempre a mano sólo puedo decir bienvenido otoño.

(En breve os contaré un divertido fin de semana pasadísimo por agua...)

sábado, septiembre 15, 2007

Las noticias de mi semana

Por desgracia esta semana he de abrir mi resumen con noticias que siguen acaparando titulares, especialmente las referidas a la desaparición de Maddie McCann; pocas novedades sobre este caso, muchas contradicciones y la sospecha cada vez más cerca de la madre de la niña. Parece ser, según algunos periódicos portugueses, que la señora McCann administraba habitualmente sedantes a su hija de tres años, una práctica bastante dudosa, como madre y como médico. Mientras en Portugal la policía intenta averiguar el paradero del cuerpo de la niña, en Gran Bretaña los padres se reunen con dos multimillonarios para buscar ayudas para su defensa. Por cierto, ¿qué ha sido de los 1,4 millones de euros recaudados ? Algo huele a podrido en toda esta historia, en especial cuando unos padres parecen más preocupados por recaudar fondos que por desenterrar la verdad.
En nuestro país también tenemos nuestros desaparecidos. Las familias de los pescadores desaparecidos en el naufragio del Nueva Pepita Aurora se han echado a la calle para protestar por la ineficacia y lentitud, después de una semana, del sistema del rescate, y esperan con impaciencia el momento de poder despedirse por fin de sus seres queridos. Mientras en Jaén se buscan los cuerpos de dos desaparecidos como consecuencia de una riada.
En España es cierto el dicho que nunca llueve a gusto de todos; en menos de cuatro horas una gota fría inundó numerosas poblaciones de Jaén, Murcia, Albacete, Alicante y Valencia. En algunos lugares, durante el temporal cayó más agua de la que se registra en condiciones normales en todo un año. Y, esta vez, por desgracia, además de las pérdidas materiales, hay que lamentar 3 víctimas mortales.
Sin salir de nuestro país, otras noticias acaparan titulares, en especial en política. No voy a hacer comentario alguno sobre la quema de la fotografía de los Reyes por parte de un grupo de radicales en Cataluña, pero no puedo reprimirme ante las noticias de discrepancias entre los proyectos de diferentes ministerios y el de Economía. Sigo pensando que en el gobierno del señor Zapatero, si alguien tiene la cabeza bien puesta, y los pies en la tierra, uno de ellos es el señor Solbes, que últimamente tiene que luchar contra todo y contra todos, y, al que al final, incluso desautoriza el Presidente. Sinceramente, me parece más honesta y creíble la postura de Solbes que la de Zapatero y el resto de sus ministros, que no sé si nos intentan engañar, o realmente se creen sus propuestas.
Y, hablando de economía... "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar".
En Inglaterra el quinto banco de la nación ha entrado en crisis, sus acciones han caído en más de un 30% y los clientes hacen colas para retirar sus ahorros de la entidad; incluso el Banco de Inglaterra excepcionalmente ha tenido que echar mano de sus reservas para ayudar al Nothern Bank, un banco especialista en préstamos hipotecarios. La crisis de Estados Unidos ya ha saltado a Inglaterra, ¿deberíamos tomar alguna medida en España?
Es hora de relajarnos un poco con temas un poco menos serios, hablemos de deportes. Mientras en fútbol la selección española sigue haciendo el ridículo, la de Baloncesto nos anima venciendo y convenciendo. Cuando escribo esto estamos a punto de llegar a la semifinal del Europeo, y da gusto ver jugar a un equipo tan bien compenetrado y con tantas ganas. Nada que ver con la selección española de fútbol y, especialmente con Luis Aragonés, un tipo malhumorado y siempre agriado, que ahora ha decidido no volver a dar una rueda de prensa, y que tampoco permite a los seguidores del equipo que vean los entrenamientos. Habría que recordarle al señor Aragonés que hace mucho tiempo prometió que si no cumplía dimitiría: entonces no cumplió y ahora tampoco. Pero, en este país nunca cambia nada, y menos en la Federación de Fútbol, donde cuando se accede a un puesto no se abandona por nada del mundo.
Y, mientras, la guerra del fútbol sigue en televisión: la Sexta y Sogecable siguen sin llegar a un acuerdo, por lo que seguirá el baile de partidos y el espectador no sabrá hasta unos minutos antes qué partido va a ver ese día. Vamos, lo normal en televisión, donde el cambio de programación es una constante y donde la saturación publicitaria llega a cotas cada vez mayores. Veremos las sorpresas que a partir de la próxima semana nos depara la nueva programación.
Y, hablando de televisión, y antes de decir hasta la semana que viene, un recuerdo para la actriz Jane Wyman, la inolvidable Angela Chaning que tantas sobremesas me alegró.

viernes, septiembre 14, 2007

Cuentos de colores: Azul

Asomada desde mi ventana, una mañana más contemplo el mar, este viejo y tranquilo Mediterráneo, e intento divisar en el horizonte una tierra lejana y añorada, pero no veo más que azul, una tenue línea que separa el mar del cielo azul.
Protegida en mi pequeño refugio intento olvidar, sin éxito alguno, porque todo me recuerda a ti; sé que esta última ola que me ha salpicado viene desde el otro lado, y me pregunto si no habrá jugado antes contigo; los rayos de sol que doran mi piel son los mismos que a cientos de kilómetros de aquí te están iluminando a ti; pienso que esta brisa con olor a yodo antes te habrá refrescado a ti, y no puedo dejar de recordar los momentos que pasamos juntos, al otro lado de ese horizonte azul, abrazados en la arena, contemplando este mar mientras nos amábamos.
Está atardeciendo. El sol va en tu búsqueda y posa sus últimos rayos, como suaves besos, sobre la superficie de nuestro mar, y las nubes, celosas, se tiñen de un color carmesí haciendo de esta puesta de sol un espectáculo único y maravilloso, y yo no puedo dejar de pensar que tal vez tú estés contemplando esta misma visión crepuscular y estés recordando los ocasos que contemplamos juntos mientras vivimos nuestros días de amor.
Otro día más la noche ha llegado; la luna, tan solitaria como yo, brilla en el cielo y se refleja plateada en el agua; seguro que tú también la estás viendo. A lo lejos, en el horizonte pequeños puntos de luz refulgen, barcos de pescadores que tal
vez se guíen por el potente foco del faro de mi isla, como tú, si un día decides venirme a buscar. He pintado la puerta y las contraventanas de un intenso añil para que desde la lejanía puedas distinguir mi refugio, aunque pocas esperanzas me quedan ya.
En mi corazón sigue viviendo tu recuerdo mientras en mi vientre crece una criatura fruto de aquellos días de pasión. Ya queda poco para poderla tener entre mis brazos, y sólo espero que tenga los ojos tan azules como su padre, tan azules como el mar que cada mañana contemplo desde mi ventana.

sábado, septiembre 08, 2007

La vida Bárbara

Cap. 8 Sofía
Con la llegada del mes de Junio, Sofía empezó a notar algunos cambios en el comportamiento y las actitudes de Bárbara. En las últimas semanas parecía menos abatida, un poco más alegre, más optimista, menos resentida con el mundo y con los que le rodeaban, algo más resuelta y animosa. Eran cambios apenas perceptibles para la mayoría, pero a Sofía aquellos pequeños detalles le recordaban a la joven Bárbara que un día, hacía ya más de seis años, había entrado al estudio con su curriculum bajo el brazo ante el reclamo de un puesto de trabajo.
Desde el primer momento la simpatía de Sofía por su pupila fue notoria, y llegaron a estrechar los lazos de tal manera que la relación que existía entre ambas mujeres iba más allá de lo profesional, se podría decir que Bárbara sentía algo más que admiración por su superiora, a la que intentaba imitar en todos los aspectos, mientras que Sofía llegó a desarrollar un profundo cariño por la muchacha, a la que quería casi como a la hija que nunca tuvo, tanto que hizo lo imposible por llegar a convertirla en parte de su familia.
Durante las fechas posteriores a la muerte de Alberto, Sofía no podía dejar de evocar imágenes de un pasado común en la que la protagonista era Bárbara. Recordaba su bello rostro rebosante de inocencia el día que la entrevistó para el trabajo. Le impresionaron desde el primer momento sus delicados modales y su exquisita educación, la mirada franca y directa, la manera en que se sentó, cruzando las piernas elegantemente hacia la derecha a la altura de los tobillos, su tono de voz suave al tiempo que firme y el entusiasmo con el que le enseñó y explicó algunos de los bocetos que portaba.
A veces, a su memoria llegaban imágenes de los primeros tiempos de relación laboral, cuando Bárbara parecía iluminar con su sola presencia cada rincón, cuando se ruborizaba cada vez que se elogiaba su trabajo o alguna de sus ideas, cuando cada mañana, por muy pronto que Sofía llegara, se la encontraba esperando ante los cierres de la tienda con la mejor de sus sonrisas. Añoraba aquella sensación de frescura, de aire nuevo que durante aquellos días inundó el negocio. En ocasiones, cuando cerraba los ojos volvía a vivir las largas conversaciones ante una taza de café poco antes de marchar a casa, aquellas charlas que cada vez eran más extensas e íntimas y en la que las dos se fueron abriendo lentamente. Sofía escuchaba con avidez los problemas que Bárbara tenía en la relación con sus padres y sus hermanos mayores, su desengaño amoroso y como éste había incidido en las ya de por sí malas relaciones familiares, los pequeños cotilleos, las relaciones con sus amigos, sus planes de futuro, a la vez que se permitía el darle consejos que la muchacha rápidamente ponía en práctica. A cambio, ella encontró una persona a la que poder contar sus problemas diarios, su complicada vida como empresaria, trabajadora, esposa, madre y ante todo mujer en un mundo de y para hombres. En Bárbara halló a alguien que no era sólo su confidente, demostraba ser ante todo una amiga y alguien que la admiraba, un ser al que podía aconsejar e incluso moldear. Cuando Sofía recordaba aquellos momentos sonreía… ¡Qué lejos habían quedado ahora! Sabía que aquella complicidad entre ambas mujeres no podría repetirse ya, no tenía esperanzas de que Bárbara le abriese su corazón para contarle lo que le estaba sucediendo y sabía muy bien el por qué.
Sofía había sido una mujer dedicada por entero a la familia y sobre todo a su trabajo. A lo largo de su vida había conocido a muchas personas, su carácter dicharachero y extrovertido le había procurado una extensísima agenda de conocidos, pero apenas tenía amigos. Con el paso de los años, al ir creciendo los hijos, se fue volcando cada vez más en su empresa, al tiempo que se aislaba de todo lo que no tuviera que ver con su particular universo. Con gran esfuerzo había conseguido sacar adelante sola un viejo negocio de antigüedades heredado, había logrado convertirlo en un exitoso estudio de decoración y tienda de muebles, referente de la nueva clase dirigente madrileña. De pronto, un día se dio cuenta de que estaba muy sola, ni su marido ni sus hijos conseguían ya llenar ese vacío que se había instalado en su alma, y tampoco tenía fuerzas ni ganas para reconquistar aquella parcela de su vida. Su negocio había crecido espectacularmente en detrimento de su vida personal , y fue entonces cuando decidió contratar a alguien que le ayudase en el trabajo, alguien en que poder delegar ciertas tareas con la esperanza de así encontrar un tiempo para recuperar su vida familiar. Ese alguien fue Bárbara.
Durante meses Sofía fue abriendo un hueco en su frío corazón de mujer luchadora e independiente, la tímida e insegura Bárbara había conseguido despertar en Sofía sentimientos que creía dormidos y que ni sus propios hijos le habían sabido provocar. Necesitaba su presencia, su cariño, y sobre todo esa adoración y admiración que Bárbara le transmitía en todo lo que hacía, decía y expresaba. Se había acostumbrado a la muchacha, le resultaba ya indispensable en su vida y no estaba dispuesta ni si quiera a pensar en perderla
Alrededor de la joven fue tejiendo una tela de araña en la que implicó al mediano de sus hijos, Alberto, un hombre frío, poco afectivo, pero siempre deseoso de complacer a su madre. No fue difícil organizar un encuentro casual entre ellos, deseosos como estaban ambos de conocerse tras haber oído las exageradas virtudes y méritos de uno y otro en boca de Sofía. Aquellos encuentros, siempre auspiciados por la misma persona, comenzaron a ser cada vez más frecuentes, y pronto una pequeña chispa prendió entre ambos. Sofía se llevó una gran alegría al comprobar que su estrategia había funcionado, ahora sólo tenía que avivar aquel pequeño fuego, y para ello no dudó en invitar a Nuria a pasar las vacaciones con ellos en su chalet en la costa, le fue introduciendo poco a poco en su círculo de amistades y familiares, le otorgó una pequeña participación en su empresa, y con el tiempo convenció a la pareja de la conveniencia de adquirir una propiedad conjunta en una urbanización a las afueras de Madrid, relativamente cercana a su residencia, e incluso, con astucia maquiavélica, consiguió que un desmotivado Alberto se declarase. Para aquel entonces Sofía ya sabía que Bárbara estaba suficientemente implicada en la familia y deslumbrada ante la posición y las comodidades que la vida junto a Alberto le ofrecían como para negarse a aquella proposición. En aquellos tiempos únicamente hubo un detalle que no satisfizo plenamente a Sofía: la fecha del enlace se pospuso hasta que las obras de la vivienda estuviesen completamente terminadas, casi dos años.
Sofía recordaba ahora como en aquel tiempo la actitud de Bárbara fue cambiando. Su entusiasmo ante todo fue descendiendo, ya no se sorprendía con cualquier detalle, se volvió más retraída, más fría, más interesada, menos comunicativa. Había logrado ganar una hija, pero a cambio estaba perdiendo su amistad.
A medida que la fecha de la boda se iba acercando, la relación entre ambas mujeres iba enfriándose. Aparentemente, nada había cambiado, Sofía le ayudó en la elección del traje, la confección del menú, la lista de invitados y todos los pequeños detalles que rodeaban al gran evento, sin embargo, los silencios cada vez eran mayores y los ojos de Bárbara no transmitían la ilusión esperada. Sofía sabía que Bárbara se encontraba atrapada en una red que no le hacía feliz, y que esa situación estaba distanciándolas irremisiblemente. Se sentía culpable, conocía bien a Bárbara, no sería capaz de renunciar a la complaciente vida que Alberto le ofrecía ni enfrentarse a la mujer que casi todo se lo había proporcionado.
Por eso, ahora que todo había acabado, Sofía, en su fuero interno, no podía dejar de alegrarse al ver los cambios que Bárbara estaba experimentando. Sabía que lo que estaba sintiendo era una aberración, pero no podía dejar de alegrarse ante la perspectiva de volver a recuperar a la Bárbara a la que siempre había querido, aunque para ello hubiera tenido que perder a su hijo. Confiaba en que todo volviera a ser como antes, esperaba que la joven nunca fuera consciente de que ella había sido la promotora de su estrangulamiento emocional, suspiraba porque volviera a acercarse nuevamente a ella, pero no sabía como hacerlo.

viernes, septiembre 07, 2007

Mis noticias de la semana

Ha empezado el mes de septiembre, y con él un nuevo curso; y, yo también quiero empezar algo nuevo en este blog(siempre hay que estrenar, que sienta muy bien), así que he decidido comenzar una nueva sección semanal, un particular resumen de las noticias de la semana, las que han merecido mi atención. Y, esta semana viene bien cargadita...

Como decía, el nuevo curso ha comenzado, y eso lo saben bien los políticos de nuestro país, que, tras un verano repleto de incidentes, han dado dado su particular pistoletazo de salida a la campaña preelectoral, y, en esa carrera ha destacado por encima de todos Cholves que se ha sacado de la manga un proyecto de ley de la vivienda por la que la administración garantiza a todos los andaluces con unos ingresos inferiores a 3.000 € el acceso a la compra de una vivienda digna invirtiendo como máximo el 30% de la renta, o un 25% en caso de alquiler. ¡ Toma ya! Para una vez que Carme Chacón no había abierto la boca y no tenía que hacer ningún desmentido o aclaración desde su ministerio, llega la Junta de Andalucía a echarle una manita, precisamente desde Andalucía, donde se especula como en ningún otro sitio con las viviendas en todo su litoral. ¿De dónde va a sacar los recursos la Junta de Andalucía para seguir pagando el PER a miles de ciudadanos, las operaciones de cambio de sexo y ahora también las viviendas? Promesas, promesas, ya veremos en qué quedan. Menos mal que en el gobierno hay algún miembro aún con la cabeza bien amueblada, como Solbes, que ya ha mostrado sus discrepancias ante este anteproyecto.
Estoy segura que de aquí al mes de marzo tendremos que escuchar, por parte de los dos partidos principales, muchas propuestas maravillosas y utópicas que a la hora de la verdad se quedarán en papel mojado.
Lo que sí que espero y deseo, y creo que casi todos estaremos de acuerdo, es que ambos partidos se pongan de acuerdo en las estrategias para luchar contra los terroristas de ETA. Estoy cansada de oír decir que ya no les quedan fuerzas, que están prácticamente acabados, que son los últimos coletazos desesperados, pero a la hora de la verdad resulta que siguen atacando, cometiendo actos como el de Durango y Castellón, mostrando vídeos de cómo preparar bombas y proclamando la voluntad de atentar de forma intensa. Es de desear que el golpe dado por la policía francesa en Cahors haya dañado realmente a la banda, y que el enfrentarse a una cadena perpetua, lejos de sus hogares haya hecho mella en los terroristas. Tal vez sea el momento de que en España también nos planteemos el endurecer las penas y derrocar todos los privilegios que a lo largo de estos años se han concedido a los etarras y que no han servido para casi nada.
Pero no todo va a ser política, también habrá que hablar de otras noticias que lo han sido esta semana. En el panorama internacional, la que más revuelo ha causado es la referida a Maddie, la niña británica que desapareció el 3 de mayo en un complejo hotelero de la costa portuguesa; sus padres han pasado de ser víctimas a sospechosos, y la indignación crece al pensar en la posible farsa urdida por los padres en colaboración con los medios de prensa británicos y los asesores del partido laborista. Miles de personas se involucraron en la búsqueda de esta niña, se recaudaron más de un millón de euros en donaciones, algunos famosos, políticos, e incluso el Papa prestaron su imagen para esta causa... ¿cómo acabará todo?. Lo único cierto es que Maddie no está y que la policía lusa sigue intentando desenmarañar un caso complicado.
En nuestro país otro suceso nos ha abierto los ojos a la amarga realidad, el naufragio de un pesquero frente a las costas de Barbate. El viento de Levante se llevó la vida de 3 marineros y cinco siguen desaparecidos, aunque sin esperanzas de encontrarlos con vida. Los habitantes de Barbate, como otras muchas poblaciones costeras dedicadas a la pesca, que durante meses se vieron condenados a no poder realizar su trabajo por las presiones marroquíes, han recordado con dolor la cara más amarga de un mar traicionero y una profesión peligrosa.
Y, mientras, el mundo entero llora la desaparición de uno de los grandes divos del bel canto. El tenor Luciano Pavarotti ha fallecido en su amada Módena a los 71 años víctima de un cáncer de páncreas.
Pero, no todo ha sido negativo en esta semana. El deporte también nos da alegrías, por lo menos en baloncesto, donde los campeones del mundo siguen demostrando porque lograron el pasado año este título en Japón. El partido contra Croacia, emocionante hasta el último segundo, pareció ser sólo un pequeño despiste, y frente a la Grecia campeona de Europa los españoles dominaron
un encuentro que se saldó con una ventaja de 18 puntos. A ver si los chicos de Luís Aragonés son capaces de contagiarse del espíritu de los de Pepu y este fin de semana ante Islandia, y el próximo miércoles ante Letonia, son capaces de darnos alegrías.
Y, por esta semana es todo. Ha habido mucho más, ya lo sé, pero yo he destacado esto. Y, la próxima semana, más.