UN LUGAR PARA SOÑAR

UN LUGAR PARA SOÑAR
puesta de sol en la Alhambra

jueves, agosto 31, 2006

De ruta por Extremadura ( 3 )

En mi anterior post proponía una alternativa al trayecto Plasencia - Cáceres, con muchos más kilómetros, pero merece la pena salir de la Autovía para conocer algunos de los rincones más bellos y con más historia de Extremadura y acercarse a La Raya, nombre que recibe la extensa área que de norte a sur y a ambos lados de la frontera hispanoportuguesa se extiende compartiendo un medio natural común, unos paisajes de gran belleza y sobre todo una rica y antiquísima historia de la que nos han llegado numerosos testimonios.
Desde Plasencia nos dirigimos a Galisteo; desde la misma carretera la población llamará tu atención porque se halla en lo alto de un pequeño cerro coronada por una torre de forma piramidal y porque está totalmente rodeada por una muralla de aspecto original y magnificamente conservada. Una vez en Galisteo comprobarás que la originalidad de la muralla reside en que está totalmente realizada con cantos de rio unidos con argamasa, y que es lo que más merece la pena, ya que de su antiguo castillo sólo queda el arco de entrada y la Torre de la Picota, y por cierto, también en mal estado.
Desde Galisteo, atravesando el valle del Alagón, nos dirigimos a Coria, una magnífica ciudad que hay que visitar para admirar su muralla romana, las torres y puertas árabes añadidas, el castillo y sobre todo la catedral, un majestuoso edificio del gótico tardío.

Si la catedral está abierta, no dejéis pasar la oportunidad de verla por dentro para contemplar
el espléndido coro con sillería realizada en madera de nogal y el retablo del altar mayor.
Salimos de Coria para dirigirnos a uno de los puntos clave del viaje y motivo principal de esta nueva ruta: Alcántara.
Desde la primera vez que vi una imagen del Puente de Alcántara he soñado con conocerlo, con verlo con mis propios ojos y con pasear por él. Cuando me terminé de leer El Puente de Alcántara, de Frank Baer, el deseo aún se acrecentó más. (Un inciso: bendita literatura y benditas novelas que nos hacen viajar sin movernos del sitio y recorrer y descubrir lugares únicos.)
Como decía, por fin iba a ver cumplido uno de mis sueños (hay otros lugares con los que también sueño como la Petra de los Nabateos o Santa Sofía de Estambul, pero están un poco más lejanos)
y puedo decir que en absoluto me sentí decepcionada. Es una magnífica obra de ingeniería civil, seguramente el puente romano más relevante de los que quedan en el mundo. Hablamos de un puente construido en el siglo I d.c. que salva una distancia de 194 metros con sus 6 arcos de diferente tamaño, y una altura aproximada de 71 metros y por cuya calzada, de 8 metros de anchura, siguen pasando a diario todo tipo de vehículos, pues el puente sigue siendo el único acceso a Alcántara y a muchas de las poblaciones de la vecina Portugal.
El puente de Alcántara es todo un conjunto monumental, pues además del propio puente hay que admirar también el arco de triunfo que se levanta en el centro de su calzada y en el que todavía, en la parte superior, se encuentra una placa de mármol dedicada a Trajano; cruzando el puente nos encontramos con un templo dedicado al arquitecto de la obra Cayo Julio Lácer, y a este lado del puente existe otra obra, que si bien no forma parte del conjunto romano, sí lo es del conjunto monumental, la Torre del Oro, de la época de Carlos III.
Ni que decir tiene que el puente lo crucé a pie, y no una, sino varias veces, deteniéndome a contemplar el río, la presa, el arco, las inscripciones de las lápidas e incluso las piedras. Lamentablemente sólo con palabras no sé explicar las sensaciones que me inundaban, pero entiendo que este post no trata de ello.
Bien, una vez aquí, y ya cruzado el puente, hay que dirigirse a Alcántara.
Para acceder al casco antiguo hay que atravesar el arco de la Concepción, resto mejor conservado de la muralla. Dentro de la población nos llamó especialmente la atención la Convento o Conventual de San Benito, que fue la casa prioral de la Orden de Alcántara. Consta de un edificio religioso de corte militar que contrasta con el bellísimo claustro gótico; junto a éste se ha edificado un amplio auditorio, de manera que desde la grada se contempla un escenario único, que, al parecer, acoge todos los veranos un festival de teatro.
Destaca también la iglesia de Santa María de Almocóvar, con una fachada románica y la estatua de San Pedro de Alcántara frente a ella.
Bien, hay que continuar el camino hacia Cáceres antes de que caiga el sol. De camino a la ciudad y a ambos lados de la carretera podemos observar numerosos embalses y lagunas, y poco antes de llegar a Cáceres, en Malpartida, entramos en los Barruecos. Merece la pena detenerse un rato, observar algunas aves en las charcas, admirar el antiguo lavadero de lanas junto al que se ubica el Museo Vostell, disfrutar de un bello paisaje y de una puesta de sol única.
Y, estando aquí, rodeada de inmensas moles de piedra, de miles de aves, de agua, me pregunto, ¿por qué tenemos una concepción de Extremadura como de una tierra seca, árida y pobre ? Por ahora sólo puedo hablaros de paisajes maravillosos, de ciudades y pueblos preciosos y de una riqueza medioambiental sorprendente.
Y ya con la luna brillando en el cielo llegamos a Cáceres, donde nos esperaba un baño de burbujas y una cómoda cama, siempre que fuéramos capaces de encontrar nuestro céntrico hotel y un lugar donde aparcar, pero esa historia la dejo para otro post.

miércoles, agosto 30, 2006

¡ Lo que no me pase a mí...!

Esta noche venía de hacer mi caminata habitual por el Juan Carlos y el anillo verde; todo iba bien hasta que he llegado a Silvano y el semáforo se ha puesto en rojo. No podía pararme o me enfriaría y aún me quedaba la cuesta hasta mi casa, así que me he agarrado a la farola y he empezado a hacer ejercicios de estiramiento y pequeños saltitos, vamos, lo normal.
En ese momento, a través de los auriculares, Freddie Mercury me ha cantado Crazy little thing called love y a mí se me han empezado a ir los pies; primero tímidamente, después, no sé cómo, me he encontrado bailando rock con la farola como pareja.
No lo he debido de hacer tan mal, porque desde uno de los coches (sí, el semáforo se había puesto verde y yo no me había dado cuenta) me han aplaudido.
¡ Lo que no me pase a mí...!

lunes, agosto 28, 2006

Es de buena educación saludar

Unos conocidos míos han sido robados, y tras el susto y aún en estado de shock, no paraban de repetir que los atracadores habían sido muy amables y educados. Eso me ha recordado algo que me sucedió hace muchos años, en mi primer año en la Universidad.
En aquel entonces yo compartía un piso con otras dos compañeras de la Facultad: Alicia, bastante mayor que yo, trabajaba por las mañanas en un laboratorio y por las tardes acudía a la facultad un curso por encima del mío y Linda, sólo un año mayor que yo, un curso por encima del mío pero en otra especialidad, que acudía a clase por la mañana siempre que se levantase a tiempo (casi nunca). Por cierto, yo estaba en 1º, estudiaba en turno de tarde y por la mañana trabajaba temporalmente.
Era viernes, el otoño ya estaba avanzado, pero hacía un día maravilloso, de esos que invitan a salir al campo o a un parque a pasear, así que llamé a Pauli y quedamos para esa tarde. Por un viernes que hiciera "pellas" tampoco iba a pasar nada, nadie tenía por qué enterarse. Además, Linda tampoco iba a estar en casa porque había quedado para comer en casa de su hermano y marcharse después al pueblo juntos y Alicia... ella sólo aparecía por casa para dormir o para "dormir" en compañía de alguien que no fuera su novio.
La casa sería mía, sólo mía, y el cuarto de baño, un viernes, también será sólo para mí.
Comí cualquier cosa mientras se llenaba la bañera, a la que añadí espuma, aceite, sales y todo lo que encontré; encendí velas, y en el radiocasette me puse la cinta más tranquila de las que teníamos. Me sumergí en el agua caliente, y allí me quedé, mimándome hasta que el agua se enfrió.
Terminé de enjuagarme, me sequé, masajee mi cuerpo con crema, envolví mi cabello en una toalla y cubrí mi cuerpo con otra y salí hacia mi habitación cruzando por el salón.
Y de pronto, allí, apoyado contra el lateral del sofá, ante la puerta de nuestra terraza, había un hombre. Me quedé momentáneamente parada, intenté cubrirme mejor con la toalla y acerté a
decirle:
_ Buenas tardes.
Hice un gesto como queriendo decir que iba de camino al dormitorio para vestirme y contestó:
_ Tranquila, no se preocupe. Adios, buenas tardes.
Mientras cerraba la puerta de la habitación pensando si era el hermano de Linda o algún amigo de Alicia, mi confuso cerebro se iluminó: si yo estaba sola en casa, si ninguna de mis compañeras tenía que venir a casa, si la puerta del balcón estaba abierta cuando yo la había dejado cerrada, si yo conocía al hermano de Linda y no era ése, ni tampoco ninguno de los novios de Alicia... ¿quién demonios era ese ?
Me entró el pánico y empecé a mover la cómoda contra la puerta, y encima de ella coloqué los libros más pesados. Abrí el armario, me subí a la cajonera y me quedé allí hecha un cuatro escuchando ruídos y voces fuera y temblando, y no de frío.
Pasaron unos minutos que se me hicieron eternos. De pronto se hizo el silencio; en algún momento debería salir del armario, pero ¿y si estaban esperándome?
Cuando pasados unos minutos las piernas empezaron a hormiguear me planteé salir del ropero, con más miedo que otra cosa, e intentar averiguar si ya se habían marchado.
Seguía sin oir ruido alguno dentro de casa, pero no me atrevía a quitar la cómoda contra la puerta. Me asomé a la ventana cuidadosamente y mi alegría fue inmensa al ver abajo dos coches de policia.
Quité los libros y el mueble que me habían servido de defensa y abrí la puerta de mi habitación con una alegría que no sé explicar. ¡Era libre!
Unos minutos despues estaba hablando con la policia. Al parecer los ladrones (eran 3) tenían controlado nuestro edificio desde hacía tiempo y sabían quién vivía en cada piso y sus hábitos. Habían decidido robar una vivienda del último piso ocupada por una viuda y su hija que estaban de vacaciones, y suponiendo que en nuestra casa no habría nadie hasta la noche, descargaban el botín en nuestro piso para sacarlo después directamente a un camión por nuestra terraza. Pero
alguna vecina cotilla vio algo sospechoso y avisó a la policia.
Cuando el agente me pidió que le contara lo que supiera del robo o del ladrón, sólo acerté a decirle:
_Era muy amable, educadamente me dio las buenas tardes.

La anécdota es totalmente real.

viernes, agosto 25, 2006

Estoy enferma

Coff, coff
Estoy malita, tengo fiebre, mucha tos, y me encuentro mal. Y todo ello de cara al fin de semana.
Encima, no tengo ni quién me dé mimos: mi chico trabajará todo el fin de semana, lo mismo que Chelo; Vicki se vuelve a Lanzarote hoy mismo, mi hermana la pequeña acaba de llegar a Ibiza, los otros agotan sus últimos días de vacaciones al igual que la mayoría de mis amigos... y no tengo perrito que me ladre.
Coff, coff, coff (ataque de tos).
¡ Quiero mimitos !

jueves, agosto 24, 2006

DESHOJANDO MARGARITAS


Tengo la casa llena de pétalos de margarita, pero sigo igual. Cada margarita me dice una cosa diferente. Si le pregunto si me quiere, una me dice sí y la otra me dice no; si le pregunto si quiero yo, una me dice sí y la otra también; si pregunto si puedo querer, la margarita me contesta que no, insisto y me dice que sí, vuelvo a insistir y me dice que no.
Las margaritas tampoco me han solucionado el dilema, mi cabeza sigue caliente y no es lo único que echa humo.Tengo las neuronas, las hormonas y las feromonas totalmente revolucionadas, pero como si nada. Hay quien pasa de todo y no se entera y quien hace como que no se entera; quien puede no quiere, quien quiero no puede.
Tendré que pedir más ayuda... pero las margaritas no me han servido de nada.

Subidón

Esta noche íbamos mi amiga Chelo y yo paseando por Concha Espina en busca de un autobús; la calle estaba cortada por el partido de fútbol entre el Real Madrid y el Anderlecht y estábamos maravilladas de comprobar que andábamos solas por una avenida siempre tan congestionada.
Nadie por delante, ni por detrás, ni en la acera de enfrente... así que nos hemos relajado y nos hemos puesto a contarnos en voz alta nuestros mejores polvos (sí, las chicas también hablamos de eso)
Estaba yo en ese momento contándole a mi amiga un momento álgido que alcancé en el pasado con alguien de mi pasado, cuando, y en el mejor momento... más de 50.000 personas han rugido a la vez desde el vecino Santiago Bernabeu.
Seguro que ha sido por un gol del Madrid, pero a mí me ha dado un subidón que ni te cuento.

miércoles, agosto 23, 2006

Los chicos y la televisión


Anoche, como todos los martes por la noche, me quedé viendo Queer as folk, como siempe sola; hoy lo he comentado con las chicas y todas hemos coincidido: la serie nos encanta, es muy dinámica, las tramas están muy bien elaboradas, los protagonistas resultan muy atractivos, es una serie bastante escandalosa pero con la suficiente elegancia y buen gusto como para no caer en la chabacanería y habla de temas universales que a todo el mundo le pueden interesar.
¿A todo el mundo? No, todas hemos coincidido, todas la vemos solas, nuestras parejas no se quedan a ver esta serie, y no sólo porque se emita en horario casi de madrugada.
Pero, ¿ qué les pasa a los tíos? En cuanto se enteran mínimamente del argumento o ven a un par de chicos enrollándose huyen despavoridos, te dicen "es una serie para gays" y no quieren saber más.
Yo no estoy de acuerdo, y las audiencias tampoco, a no ser que en España la comunidad gay sea más numerosa aún de lo que se dice o que la serie sólo sea vista por homosexuales y mujeres heterosexuales.
Intento comprender a los chicos, pero no puedo. Una serie como Queer as folk no puede ser sólo para homosexuales, porque está muy bien hecha y trata temas universales como el amor, la amistad, las relaciones familiares,el sexo, las drogas, la crisis de los treintañeros, la búsqueda del amor... pero sus protagonistas lo buscan en alguien del mismo sexo. ¿Y qué ?
Tengo una teoría: vosotros pensais que si la veis y admitís que os gusta vamos a empezar a dudar de vuestra hombría, ¿a qué sí?. ¿No seréis vosotros los que tenéis dudas?
Sé de más de uno y más de dos a los que les pasó lo mismo con Sexo en Nueva York. Se sintieron muy atraídos por el título, y fueron capaces de ver uno o dos capítulos enteros esperando ver cuerpos desnudos y escenas de sexo, y cuando se dieron cuenta de qué iba la serie, la catalogaron como " programa para chicas" y nunca más quisieron saber de ella. Incluso más de uno tachó a la serie como romántica y ñoña y a sus protagonistas como poco atractivas, ¿qué sabrán ellos?
Y, a todo esto, uno al que conozco bien me cuenta que La Sexta ha adquirido los derechos de la Liga de Fútbol, por si no tenían bastante con el Mundial de Fútbol y el de Baloncesto. Está encantado con este nuevo canal porque le ofrece todo lo que a él le interesa "muchos programas de deporte, futbol, y programas de humor y nada de informativos".
¡ Oh cielos! Acabo de descubrirlo: la Sexta es una televisión para hombres y Cuatro está pensada para mujeres y gays. No teníamos bastante con tener una televisión para cada grupo político, ahora nos la van a dividir también por sexos.
Por cierto, ¿y para cuándo una televisión con una buena programación infantil y juvenil?

Seguimos de ruta por Extremadura







La última vez que había hablado de Extremadura me había quedado en lo alto del Puerto de Honduras, con una altitud cercana a los 1500 metros, contemplando desde lo alto la vista maravillosa que ofrecía el Valle del Ambroz, con Hervás a sus piés, e incluso desde donde se puede divisar el embalse de Gabriel y Galán.
Si hasta aquí la carretera había resultado difícil, ¿qué decir de la bajada?, por que la misma altura que habíamos ascendido, debíamos descenderla para llegar al valle del Jerte... ¡ qué hartura de curvas y de pisar freno! ¡ qué precipicios!
Pero todo mereció la pena. El valle del Jerte es un paraíso frondoso, un valle estrecho del que se apoderan miles de cerezos a ambos lados del rio, un rio de aguas cristalinas y cantarinas que discurre paralelo a la carretera y que atraviesa un buen número de pequeñas y encantadoras poblaciones que viven de la cereza y el turismo.
En Mayo ya no es posible ver el espectáculo de los cerezos en flor que atrae a tantísimos turistas, lo cual también tiene su parte buena.
La primera consecuencia del descenso del número de turistas la obtuvimos en nuestro alojamiento, la Hosteria del Jerte, www.jertehotel.com una antigua almazara convertida en un hotel de cuatro estrellas ubicado sobre el mismo rio. Nos dieron una habitación en la primera planta cuya ventana daba directamente sobre un salto de agua del rio, ¿ puede haber mejor banda sonora para pasar la noche en Jerte que la canción del agua sobre los cantos rodados ?.
Hay dos cosas que no puedes perderte si llegas hasta aquí: los cerezos y una excursión a pie por la Garganta de los Infiernos

Desde el centro de interpretación del parque salen senderos que ascienden paralelos al rio y que conducen hasta la chorrera de la Virgen; pero te pararás mucho antes, a unas dos horas, cuando llegues a los pilones del Jerte, unas piscinas naturales que la fuerza del agua ha ido excavando en plena roca, que en verano están bastante concurridas pero que en esta época, siendo un poco valiente, también invitan al baño.
De vuelta al pueblo, antes de cenar, hay que aprovechar para dar un paseo por sus calles, bueno decir sus calles es algo pretencioso, pues Jerte es una población larga pero muy estrecha y además atravesada por la carretera. En cualquier caso, pasear por la Plaza de la Independencia o por la calleja de Ramón Cepeda dará buena idea de la arquitectura típica del lugar, y después se puede imitar a las lugareñas saliendo a pasear por el prado hasta el parque para ver ponerse el sol.
En cuanto a la gastronomía, como en toda Extremadura es excepcional, pero aquí tiene dos productos estrella: las cerezas y la trucha. Recomiendo abrir boca con una gazpacho de cereza, sí, de cereza, probar las patatas escabechadas, la trucha jerteña, los quesos del Casar y como plato fuerte la caldereta de cordero extremeña. En cuanto a postres, todos son apetecibles.
A la mañana siguiente, despues de un magnífico desayuno en la terraza de la hospedería continuamos viaje por la carretera que discurre paralela al Jerte atravesando el valle y sus distintas poblaciones. No corráis, bajad las ventanillas e id disfrutando del paisaje, los sonidos y los aromas.
Y, de pronto, cuando menos te lo esperas, te encuentras frente a Plasencia, una ciudad apretada, abrazada por el rio, en la que destacan principalmente los pináculos y torres de la Catedral. Una vez en Plasencia merece dar una vuelta por la ciudad, adentrarse por sus calles, acudir a la Plaza Mayor para ver al abuelo Mayorga dar las horas, visitar los palacios de los Monroy y de Mirabel y recorrer la muralla, primero desde el suelo y luego por arriba para contemplar el conjunto de la ciudad y su paisaje.
Desde Plasencia se puede seguir la ruta hacia el sur directamente hasta Cáceres, pero yo propongo una ruta alternativa.

Continuará....

martes, agosto 22, 2006

Mamá, yo no sé lo que es querer


Un día mi madre se encontró a mi hermana pequeña llorando a moco tendido en su habitación. La pequeña, con poco más de 3 años parecía no tener consuelo.
Mi madre le preguntó qué era lo que le pasaba, por qué motivo lloraba tan amargamente y mi hermana entre lágrimas, mocos e hipos le contestó:
_ " Mamá, yo no sé lo que es querer... y si no lo sé a lo mejor yo no te quiero, o a lo mejor no te quiero bien"
Desde luego, la anécdota demuestra que mi hermana desde pequeña ha sido un ser muy especial con una inteligencia muy desarrollada y con una capacidad filosófica muy madura, impropia de una niña pequeña.
Ultimamente me estoy sintiendo como cuando mi hermana era pequeña; a lo mejor no sé querer o a lo mejor sólo es que no me quieren como yo quiero que me quieran, o a lo mejor no quiero bien, o... que sé yo. Mejor me compro una docena de margaritas y me dedico a deshojarlas.

Constructores

En la vieja Europa hubo un tiempo, durante la Edad Media, en el que los constructores eran considerados seres especiales que tras un largo periodo de iniciación y muchos años como aprendices accedían al cargo de Maestro Constructor. Los secretos profesionales del arte de la construcción eran numerosos; realmente debían ser verdaderos genios aquellos que, sin apenas equipamiento técnico, sin modernas tecnologías, con recursos muy limitados y con penosas condiciones de vida, eran capaces de erigir palacios, iglesias y catedrales de monumentales dimensiones que perduran a través de los siglos.
En un periodo en el que el saber se hallaba sólo en manos de unos pocos, algunos elegidos entre los eclesiásticos, y en el que la escritura era cosa sólo de monásticos, el gremio de los constructores manejaba conocimientos y secretos antiguos, casi mágicos, que se transmitían de modo oral y rodeados de un gran hermetismo.
Cuando un aprendiz llegaba a Gran Maestro se le entregaban las "armas" y el conocimiento especial para ser capaces de realizar en la tierra obras que fueran reflejos del cielo o, al menos, que intentaran acercar a los hombres a alcanzarlo;
no en vano, los constructores en la antigüedad identificaban a Dios como el gran Arqitecto del Universo y, por tanto, al Maestro Constructor como a un discípulo directo de Este.
Todo ese encanto, todo ese misterio hoy en día prácticamente se ha perdido.
Las "armas" de los antiguos constructores están ahora en poder de grupos secretos y cerrados conocidos como masones (palabra que en origen significa constructor o albañil)que nada tienen que ver con aquellos.
Ya no hay saberes ocultos, las matemáticas han dejado de ser casi mágicas, todo está al alcance de cualquiera.
Hoy en día los constructores son tipos normalmente zafios, nuevos ricos, más preocupados por atesorar riquezas que conocimientos, capaces de sobornos, cohechos y todo tipo de delitos con tal de levantar en cualquier sitio una urbanización o un complejo residencial con el que enriquecerse y con el que convertir el paisaje en un buen reflejo del infierno.

viernes, agosto 18, 2006

Depresión.

Todos los que me conocen te dirán que soy muy alegre, optimista, extrovertida, dicharachera, emprendedora, lanzada, valiente, abierta, que siempre tengo un rato para ellos y que siempre estoy dispuesta.
Cuando preguntes por mí casi nadie te hablará de tristeza, de lágrimas, de melancolía, de soledad, de dolor o de miedo, sólo yo.
Desde hace años sufro depresión y ansiedad; desde hace casi seis meses recibo tratamiento y ayuda psicológica; desde hace unas semanas le hablo a la gente de mi trastorno psicológico.
Reconocer que tengo un problema me ha liberado y me está ayudando muchísimo. Sigo escondiéndome para llorar y no salgo el día que la melancolía se apodera de mí. Mi casa y la soledad siguen siendo el refugio, pero ahora soy capaz de contarle a los que me rodean que estoy mal, que a veces tengo mucho miedo y que lloro, que ya no puedo seguir disfrazándome y que ahora soy yo la que necesito de los demás.
Ya no me da vergüenza reconocerlo, el miedo y la tristeza también son parte de mí.
El temor y la ansiedad muchas veces me atenazan y me paralizan, pero sé que se pasa y que un abrazo y una voz amiga ayudan a continuar.
No sé cuánto tiempo más tendré que luchar contra ella, desconozco cuántas más lágrimas tendré que verter antes de que mis ojos vuelvan a sonreir como antes, pero sé que ya estoy en el buen camino.

El espíritu de Leonardo se aloja en mí


Ya sé que no soy un genio, que no poseo ni su brillantísima inteligencia ni su exquisita sensibilidad, y que no domino múltiples artes, pero al igual que él, aunque en menor medida, soy polifacética, supercreativa, intuitiva, imaginativa, muy perfeccionista, enamorada de la belleza, con ansias de todo tipo de conocimientos... pero muy inconstante.
Mi curiosidad no tiene límites, como tampoco tenía la suya y mi imaginación siempre está creando algo nuevo, algo más atractivo que lo que hasta ese momento tenía entre manos, lo que me hace abandonar momentaneamente ese proyecto para dedicarme a otro.
Cada nuevo descubrimiento que hago me apasiona y me absorve de tal manera que abandono todo lo anterior.
En más de una ocasión a Leonardo le obligaron a finalizar alguno de sus trabajos, a mí también. Por suerte a menudo aparece alguien que me obliga a terminar alguna cosa, y que me recuerda que la perfección no existe.
Nunca seré la mejor novelista, ni la mejor fotografa, ni la mejor guinista, ni la mejor dibujante, ni la mejor diseñadora de joyas o de ropa, ni la mejor crítico de cine, ni la mejor cocinera, ni la mejor bordadora, ni la mejor diseñadora gráfica, ni ....... nunca seré Leonardo.
Le he hecho una promesa a alguien. Espero ser capaz de cumplirla, espero no obsesionarme por la perfección y ser capaz de atreverme a compartirlo y a aceptar las críticas.

viernes, agosto 11, 2006

Extremadura:mi gran descubrimiento

Uno de mis grandes descubrimientos de este último año ha sido Extremadura, un paisaje lleno de contrastes, de naturaleza, de historia, de cultura, de gastronomía y buenas gentes.
Realizar un viaje por Extremadura, en principio, encierra un pequeño problema... ¿qué ver y qué descartar? ¿por dónde empezar la ruta y cuándo concluirla?. Os prometo que para nosotros ése fue el mayor problema, porque hay mucho donde elegir: Las Hurdes, la Sierra de Gata, el Valle del Jerte o el del Ambroz, la Vera, el Parque Monfragüe, el Campo Arañuelo, la Raya, la meseta trujillano cacereña, la tierra de Barros, las Vegas del Guadiana, la Siberia, la ruta de los embalses, Tentudía y la Sierra Sur...diferentes comarcas, todas ellas con algo especial y lleno de encanto.
Nosostros, finalmente, nos decidimos por realizar una interpretación bastante abierta de la famosa Vía de la Plata combinada con la ruta de la Raya, un recorrido que permite gozar de la naturaleza, de monumentos prehistóricos, ruínas y grandes monumentos romanos, fortalezas árabes, barrios judíos, castillos cristianos, catedrales, ciudades medievales...
Espero que a través de estas líneas os animeis a hacer un viaje como este y lo disfruteis tanto como nosotros.
Para nuestro viaje elegimos el mes de Mayo: la temperatura es ideal para recorrer tanto el campo como la ciudad, la naturaleza está en su máximo esplendor, hay pocos turistas, las carreteras están bastante tranquilas y los días comienzan a alargarse.
Salimos de Madrid de buena mañana el domingo 7 de Mayo y, atención, primer descubrimiento: el fin de semana de entrepuentes la carretera de La Coruña está vacía, ¡ lo prometo !, durante 240 kilómetros viajamos prácticamente solos, fue increíble.
Nuestra primera parada fue Hervás, en pleno corazón del Valle del Ambroz. Casi todo el mundo ha oído hablar de la histórica judería de Hervás, y realmente merece la pena ser vista y recorrida, pero lo que a mí más me llamó la atención fue el constante sonido del agua recorriendo las calles de esta parte de la villa; la judería no sería tan mágica sin esa incesante banda sonora, que se escucha no sólo en las proximidades del río, también en las callejuelas más empinadas y estrechas de la judería.
Para contemplar la mejor vista y hacerse una verdadera idea del conjunto lo mejor es subir las empinadas calles hasta la iglesia de Santa María y rodear la parte que queda de su antigua muralla medieval, y una vez recobrado el aliento, volverlo a perder contemplando el exuberante paisaje de bosques de castaños y pinos que se extiende sobre la población, los abigarrados tejados de la sinuosa judería que se amontonan a los pies de la muralla llegando hasta el rio, o el trazado de calles más nuevas y amplias con cuidados jardines.
Un detalle más si visitas Hervás: te invito a que encuentres los restos de unas columnas templarias que hoy en día se encuentran sujetando un balcón junto a la Policia Municipal.
Desde el Valle del Ambroz nos desplazamos al Valle del Jerte y para ello no tuvimos más remedio que atravesar el sinuoso puerto de Honduras; son poco más de 30 kilómetros de incesantes curvas, por una carretera estrecha, sin arcén, sin quitamiedos y con pendientes de un 20-25%.
Si consigues no marearte podrás disfrutar del paisaje y de los caballos salvajes que pueblan la montaña.
Te recomiendo que cuando llegues arriba te detengas para contemplar el paisaje.